La ciudad escondida bajo nuestros pies
El arqueólogo Francisco José Vicente ha catalogado parte del patrimonio antrópico que se oculta en el subsuelo de Salamanca, como bodegas, criptas, albañales o canalizaciones de agua. Calcula que puede haber entre 30 y 40 de estos elementos repartidos esencialmente por el centro de la capital.
Hay otra ciudad bajo nuestros pies. La historia de Salamanca no está sólo en sus monumentos, sus calles y sus plazas, sino también en su subsuelo, en lo que éste guarda y en lo que nos puede revelar sobre el pasado de la ciudad.
La ciudad tiene «un rico patrimonio subterráneo antrópico» (antrópico: producido o modificado por la actividad humana, según la RAE). ¿De qué patrimonio hablamos? «De elementos que tienen que ver con el transporte o la circulación de aguas, limpias o sucias. También de bodegas, de criptas…». Hay «multitud de elementos» y algunos de ellos se usaron incluso para «el tránsito o escape» de la ciudad. Destaca la «multifuncionalidad» de espacios y comenta que es «muy interesante» que el subsuelo tuviera tantos usos distintos.
Francisco José Vicente sólo ha arañado la superficie. «Queda mucho por investigar. Hay compañeros que llevan mucho tiempo investigando Salamanca y conocen recovecos muy difíciles de encontrar sin ayuda o sin muchas horas de rebuscar en documentación». A día de hoy no todos los elementos del subsuelo salmantino están catalogados y de hecho calcula que puede haber entre 30 y 40 de estos bienes subterráneos de varias épocas distintas.
¿Dónde están? En pocas palabras, por todas partes. Las canalizaciones, bodegas, pozos, criptas o albañales se reparten por el centro de la ciudad: Calatrava, la Universidad Pontificia, los Jardines de la Merced, la Plaza del Mercado, la Purísima… incluso la fábrica de Mirat. El experto recomienda la tesis doctoral de Nieves Rupérez ‘Salamanca en el Siglo XVIII. Aspectos urbanísticos’ porque «recoge muy bien» la ubicación de las canalizaciones de la ciudad. En cuanto a cómo afrontó el estudio, admite que «no había una metodología generalizada para este tipo de estudios, o yo al menos no la he encontrado». Se ha basado en informes similares realizados en otras ciudades como Cuenca o Toledo para generar «una tipología concreta, sobre todo funcional, de los espacios, no sólo si era posible que fueran túneles o no».
El arqueólogo agradece la buena disposición de la mayoría de instituciones, donde «nos facilitaron las cosas todo lo que podían» para investigar. Durante su labor pudo visitar varios de estos espacios subterráneos y su estado de conservación, advierte, no es el mejor. «He visto que muchos de ellos requieren un trabajo intenso de varios especialistas» porque «muchos están tapiados, se han cegado… es normal, porque al final eran lugares que podían generar posibles problemas. Muchos se cerraron en los años 70-80, pero es natural, quizá no tenían una función clara o no se cuidaban y al final se tapiaron. Por lo general son espacios bajos que se anegaron o se convirtieron en vertederos». Algunas canalizaciones de aguas «se siguen utilizando», pero son una excepción.
El túnel de la sinagoga
Una de las primeras tareas fue separar el grano de la paja y la historia de los mitos. Lo que puede parecer un túnel quizá sea ‘sólo’ una bodega o un almacén. «Hay una cantidad de mitología tremenda, de leyendas que se repiten en varias ciudades son muy similares. Y casi todo tiene algo de realidad. Hay elementos subterráneos que tienen multitud de funciones y que hacen volar la imaginación, aunque algunos sí sean reales». Las leyendas en torno al patrimonio subterráneo «son normales».
El ejemplo perfecto es el supuesto túnel que conectaría los sótanos de la Facultad de Matemáticas con el postigo ciego de la muralla (una pequeña puerta en la antigua muralla, en las inmediaciones de la actual Casa Lis). Algunos autores sostienen que dicha facultad se levanta sobre los restos de una sinagoga y que los judíos de Salamanca usaban esa ruta para entrar y salir de la ciudad a través del postigo ciego. El arqueólogo advierte de que en Cuenca y Toledo «también tienen mitos y son más o menos similares. Se suele hablar de una minoría, de fugas…».
¿Hay algo de verosímil en el caso de Salamanca? Francisco José Vicente admite que es «bastante curioso. Entre los investigadores que he revisado ves que hay discusiones sobre ello. Unos dicen que daba al postigo ciego y que era una salida para los judíos. Otros hablan de que era un desagüe o albañal. En este caso, cuando lo vimos, tenía un arco de medio punto hecho en piedra y era bastante curioso, como poco». El texto ‘Las murallas salmantinas y sus puertas. El postigo ciego’, de José María Muñoz, por ejemplo, defiende la posibilidad de que la muralla estuviera conectado con la sinagoga. Para Francisco José Vicente es una cuestión «muy discutida».
Redescubrir Salamanca
La ciudad tiene aún muchos secretos arqueológicos que descubrir e incluso que explotar. El Pozo de las Nieves (con la ayuda en excavación e investigación de Carlos Macarro), el Botánico (Manolo Jiménez, Michel Muñoz y Eva María Gutiérrez), San Vicente (Cristina Alario, Antonio Blanco, Carlos Macarro)… este tipo de hallazgos interesa. «Me parece fantástico» que se difunda y que se reivindique. «Es un potencial que no se había explotado. Es algo excepcional por lo que aporta, por todo lo que muestra de los momentos antiguos».
Para el experto, la idea de rescatar y difundir el patrimonio oculto o perdido de Salamanca es «fascinante». La actuación en el Botánico, por ejemplo, ha permitido avanzar en la investigación del antiguo convento de San Agustín, del Colegio Mayor de Cuenca y de la calle San Pedro e incluso rescatar piezas arquitectónicas de la época. En cuanto al Pozo de las Nieves «estaba prácticamente desaparecido y Elvira Sánchez le ha dado entidad. Es una maravilla para entender no sólo esa zona de la ciudad, sino la vida cotidiana, que en aquella época tenían pozos de nieve, los efectos de la riada de San Policarpo… Es importante que se vea y que la gente se interese por ese patrimonio, que es el patrimonio de todos».
Información de Tribuna de Salamanca.