Gabriel y Galán, el poeta que dio voz al alma rural de Salamanca
El 6 de enero de 1905 fallecía en Guijo de Granadilla (Cáceres) José María Gabriel y Galán, uno de los poetas más queridos y recordados de Salamanca. Aunque nacido en Frades de la Sierra en 1870, su obra, su vida y su esencia estuvieron profundamente marcadas por la provincia que lo vio nacer. En el aniversario de su partida, Salamanca rinde homenaje al escritor que supo retratar, como nadie, las raíces de su tierra y la grandeza de lo humilde.
Frades de la Sierra, un pequeño pueblo en la comarca de la Sierra de Francia, fue el lugar donde Gabriel y Galán dio sus primeros pasos. Hijo de campesinos, creció en un entorno rural que moldeó tanto su carácter como su poesía. Su sensibilidad hacia la naturaleza y su profundo amor por el mundo rural lo convirtieron en una voz única en la literatura española de finales del siglo XIX y principios del XX.
Aunque su carrera lo llevó a trabajar como maestro en diferentes puntos de España, nunca se desligó de sus raíces. Salamanca estuvo siempre presente en sus versos, en su mirada y en su manera de entender la vida.
La poesía que conecta con el alma
Gabriel y Galán es recordado por su capacidad para captar la esencia del campesino, sus luchas, sus alegrías y sus creencias. Obras como El Ama, La Pedrada o El Embargo no solo reflejan su maestría literaria, sino también su compromiso con los valores humanos y la sencillez de la vida rural. Sus versos, cargados de emoción, reivindican la dignidad del campo y la importancia de las tradiciones.
En Salamanca, su figura es sinónimo de orgullo provincial. El amor a la tierra y la devoción religiosa que caracterizan su obra conectan con las generaciones que, a lo largo de los años, han encontrado en sus poemas un espejo de su propia identidad.
Un legado que perdura
A pesar del paso del tiempo, la obra de Gabriel y Galán sigue viva. Cada año, su tierra natal organiza actos conmemorativos para mantener su memoria. En Frades de la Sierra, su casa natal es un punto de encuentro para los amantes de su obra, y su figura es celebrada como uno de los grandes referentes culturales de la provincia.
En este aniversario, Salamanca lo recuerda no solo como un gran poeta, sino como un símbolo de la conexión entre la literatura y el alma de su pueblo. Gabriel y Galán no fue simplemente un hombre de letras; fue, y sigue siendo, un puente entre el pasado y el presente, entre las palabras y la vida.
Salamanca, siempre presente
En sus versos, queda claro que Gabriel y Galán nunca dejó de ser salmantino, aunque el destino lo llevara a Extremadura, donde encontró la inspiración para algunos de sus mejores poemas. Pero fue el paisaje de su infancia, el dialecto charro y las tradiciones de su Salamanca natal los que nutrieron las raíces de su creatividad.
Hoy, 120 años después de su muerte, Salamanca y España recuerdan al poeta que, con su pluma, inmortalizó las costumbres y el alma de una tierra que nunca se rindió al olvido.