Desde los primeros años de su fundación, la Universidad siempre contó con estudiantes músicos que animaron la ciudad salmantina, pero los verdaderos antecesores de los tunos, son los llamados «sopistas». Los sopistas fueron estudiantes pobres que entre los siglos XVI y XIX, sobrevivían gracias a la sopa de los conventos (“sopa boba”) y a su ingenio y capacidad de conseguir la comida y dinero que aliviara su «hambre estudiantina, peor que la canina». Realizaban todo tipo de actividades, como componer una canción con rimas ocurrentes, ofrecer buena música con la guitarra, dar uso a sus latinajos para «embobar» a las mozas, formular hechizos, «espantar los nublados», engañar con los dados, torear, dar «chascos» o pequeños timos…

Sin embargo, no será hasta finales del siglo XIX cuando se pueda hablar de la Tuna Universitaria de Salamanca como tal.