Comenzó ayer el nuevo año con el inicio del Adviento con la celebración de una Eucaristía por el rito hispano-mozárabe en la Catedral de Salamanca, que era la forma propia en la que los cristianos de la provincia romana de Hispania celebraban los oficios litúrgicos hasta el año 1080, e incluso, después, durante la Reconquista.
Este tiempo litúrgico, que dura hasta el 24 de diciembre, es el anuncio de la venida del Salvador, hecho Niño. El Adviento introduce a la Navidad y a su Misterio. Este periodo se hace especialmente imprescindible porque es un momento de espera y esperanza, de reflexión y de conversión, de sembrar para luego recoger buenos frutos. Una preparación a una vida nueva.
La Misa se celebró a las doce del mediodía en la Catedral Vieja, y difiere en algunos aspectos con la liturgia de la tradicional Romana. Por ejemplo, la celebración comienza con un canto del coro, que se denomina “praelegendum”, previo a las lecturas, que es propio de cada día.
Además, en esta celebración, el sacerdote no está arriba en el altar sino en la sede, junto al pueblo, y no se realiza el rito penitencial, que es sustituido por una oración a los pies del altar, en la que el sacerdote, inclinado, reza una oración en secreto. Otra de las características del hispano-mozárabe es el denominado “donarium”, que es equiparado a la colecta que se hace, y que es símbolo de penitencia.
La Catedral de Salamanca conserva esta liturgia desde el siglo XVI, cuando bajo el patronazgo de Rodrigo Maldonado Talavera se construyó la capilla de El Salvador en el claustro de la Catedral Vieja, conocida como capilla de Talavera, donde se celebraba la misa con el rito hispano. En su origen, se estableció un calendario de 52 misas anuales según esta liturgia, que después desapareció. Durante el episcopado de Braulio Rodríguez se celebró durante varios años el triduo pascual según el rito hispano mozárabe, en la Catedral vieja.