La atmósfera se llena de anticipación mientras la noche de música en directo comienza. La iluminación tenue resalta el escenario, por donde van y vienen los destellos de los múltiples espejos de la bola que gira, mientras los músicos afinan sus instrumentos. La mezcla de géneros musicales crea una experiencia ecléctica, desde acústicos melódicos hasta vibrantes ritmos rockeros, como los del grupo ‘Crashers’, donde tres excelentes músicos, alguno de los cuales llevaba cuarenta años apartado, hicieron rememorar los ritmos más añorados de los sesenta y setenta, entre los que no podía faltar la más genuina ‘La bamba’, la buena, la del malogrado Ritchie Valens, que la interpretó allá por 1958, en su corta carrera, ya que falleció en un accidente de aviación a los 17 años.
El sonido envolvente se mezcla con risas y murmullos de la animada ‘renacida juventud’, creando una energía contagiosa. La gente disfruta de sus bebidas, mucha cerveza en botellín, mientras se sumergen en la diversidad rockera, creando recuerdos inolvidables en medio de la vibrante escena musical de Salamanca, en cuyo corazón se encuentra un pub que no solo ofrece cerveza, güisqui, ron y buena compañía, sino también una experiencia sonora única que hace honor a la rica tradición musical de la ciudad.