En los viajes apostólicos de los papas, los vuelos en el avión suele ser unos de los momentos más interesantes y jugosos para los periodistas que cubren el viaje. Si en el viaje de vuelta a Roma los periodistas esperan con ganas la tradicional rueda de prensa, en el de la ida los representantes de los medios tienen una buena oportunidad para hacer regalos al Papa, y en el viaje a Lisboa, que ha comenzado este miércoles, no ha sido menos.
Como no puede ser de otra manera, la corresponsal de COPE en Italia y el Vaticano, Eva Fernández, ha hecho lo propio, y ha entregado a Francisco una carta de Pablo Alonso, el joven salmantino que falleció el pasado 15 de julio a causa de un Sarcoma de Ewing que padecía desde los 16 años.
El #Papa recibe una carta de Pablo Alonso, el joven de 21 años que iba a acudir a la #JMJ2023 y falleció el pasado 15/07 tras haber conseguido ser carmelita descalzo “in articulo mortis”.
Padecía Sarcoma de Ewing.
El mismo dibujó su recordatorio: una cruz llena de flores. pic.twitter.com/6WmyvdLBIB— Eva Fernández (@evaenlaradio) August 2, 2023
La historia de Pablo Alonso nos conmovió a todos a finales del mes pasado cuando ingresó en la orden de los Carmelitas “in articulo mortis”, ya que padecía un cáncer en estado muy avanzado. En la carta entregada a Francisco, Pablo comparte su enfermedad y su gran testimonio de fe.
Pablo no sabía si iba a estar presente en la JMJ Lisboa 2023 y así se lo decía al Santo Padre: “ No sé si, cuando reciba esta carta, podré acompañarle en la oración, o si Dios, en su infinita misericordia, me habrá llamado ya. En ese caso, espero que Él me permita echarte una mano -y tanto mejor- desde el Cielo, haciendo ‘lìo’ y celebrando, como bien dices”. “Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios, y por la muerte en la enfermedad me iré con Él. Y, por ello, le doy gracias”, escribe Pablo en su carta.
En su carta al Papa narraba su enfermedad: «Soy consciente de que todo tiene una razón en el plan de Dios. Entre altibajos, días mejores y peores, y con mucha purificación a través de la enfermedad, hoy miro mi vida y puedo confesar que he sido y soy feliz«. «He descubierto – dijo el joven – que el centro de mi vida no es la enfermedad, sino Cristo. Como he dicho a mis amigos, a mi familia, a mis hermanos carmelitas: ‘A través del sufrimiento en la enfermedad he encontrado a Dios, y a través de la muerte en la enfermedad iré a Él. Y por ello le doy gracias’».
En otra parte de la misiva, Pablo escribe al Papa que le encantaría asistir «a la JMJ de Lisboa con usted y con tantos jóvenes de todo el mundo«.
«Sé por experiencia que nadie puede apagar el fuego interior que puede tener un joven enamorado de Jesús. Pido al Señor que este fuego del amor de Dios arda en Lisboa, y ¡cómo me gustaría que los jóvenes conocieran a Jesús, mi Amado! Él me ha dado tanto, me ha consolado tanto, ¡me ha hecho tan feliz! Físicamente estoy sin fuerzas, pero la comunión de los santos me permitirá participar con vosotros de una manera más profunda y no menos», escribió Pablo.
Además, Eva le ha regalado al Papa un precioso dibujo del mismo Pablo que diseñó para su funeral: una cruz floreada con la inscripción “Árbol de la Vida Eterna, signo de esperanza porque en él descansa el autor de la Vida”.