ABC afirma de él que es el «el último superdotado del toreo, abre la Puerta Grande de Las Ventas. El niño prodigio corta cuatro orejas en una matinal con más de diez mil espectadores, con numerosos jóvenes y niños que lo acompañaron en la salida a hombros.»
Desde Mundotoro escriben que con un gran ambiente llegaba Marco Pérez a Las Ventas, que fue testigo de un joven con una cabeza privilegiada. Fueron cuatro orejas, pero la dimensión fue inconmensurable. Un concepto de reunión y ceñimiento milimétrico, de imponer siempre la línea curva. Algo fuera de lo normal. Y así también se lo reconoció Las Ventas. Una enorme cantidad de jóvenes y niños sacaron en hombros a Marco Pérez, la promesa hecha realidad del toreo de Salamanca.
Con un ambiente formidable a la llamada del joven Marco Pérez salió el primer eral de Jandilla, al que el salmantino ya lo recibió por lances a pies juntos y un quite por chicuelinas. Sin enmendarse comenzó su faena por estatuarios, rematados de un pase del desdén de ajuste y figura conmensurable. Cumplió con las expectativas ya Marco Pérez en su primero con una faena de mucho encaje, de cabeza privilegiada, capaz de solventar cualquier papeleta con desparpajo y formas inauditas. Siempre intentó el toreo curvo y de mucho ceñimiento. El acero entró al primer intento y paseó el doble trofeo.
Otras dos orejas paseó Marco Pérez del segundo, un eral de Jandilla que resultó más complejo que al anterior. De nuevo inconmensurable estuvo el salmantino con él, pues buscó siempre una colocación perfecta, cargando la suerte, con la pierna adelantada. Imposible hacerlo todo más ceñido, pues recogía la embestida detrás de la cadera, en la línea curva. Naturales y derechazos muy encajados, con una firmeza propia de otro escalafón. Sufrió una fuerte voltereta, pero volvió a la cara del toro con la garra de uno que no quiere ganarse nunca la pelea. Como manejó con efectividad el acero, volvió a pasear el doble trofeo.
A porta gayola se fue a recibir Marco Pérez al tercero, un eral con cuajo que salió sin celo y estuvo a punto de provocar un susto al salmantino, que volvió a ofrecer otro recibo a pies juntos con mucha firmeza. No lo puso fácil el novillo, pero Marco cogió la distancia perfecta para de uno en uno trazar muletazos con mucho empaque y encaje, con la figura erguida. Algunos tuvieron trazo de circular. Gran mañana de Marco Pérez. Esta vez falló con el acero y eso le impidió sumar algún trofeo más.