La mejor ruta de senderismo dentro del término de la capital
El confinamiento perimetral de Salamanca ha dejado a los habitantes de la capital amantes del senderismo huérfanos. Las opciones para caminar por asfalto o aceras son innumerables dentro del término de Salamanca, pero los que prefieran respirar aire puro llenándose las zapatillas de polvo no tienen tantas alternativas. La mayoría de caminos que parten de la ciudad se adentran en términos municipales ajenos como los de Villamayor, Villares de la Reina, Cabrerizos o Santa Marta. Sin embargo, existe una ruta que podríamos calificar como de senderismo y que, sin salir del término municipal, se asoma a la ribera del río Tormes en el entorno del antiguo puente de la Salud.
La ruta puede arrancar en cualquier punto del centro de Salamanca. El objetivo es desplazarse hasta la glorieta Obispo Bobadilla, en la entrada trasera del cementerio San Carlos Borromeo. Allí cogeremos el camino que sale en paralelo a la zona urbanizada de La Platina y que transita durante unos metros por la antigua carretera de la urbanización Vega de Salamanca. Giraremos a la derecha para tomar un sendero que pasa debajo de la autovía A-62 y conduce directamente a la carretera donde se encuentra la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Salamanca (EDAR). Allí cogeremos el pequeño sendero que parte junto a la valla de la depuradora y va en paralelo al río Tormes. Pasaremos junto al azud del canal de Florida de Liébana y tomaremos altura para ver al otro lado del río los restos del antiguo polvorín del Ejército. El paisaje en este punto es de gran belleza ya que contemplaremos el río Tormes encajonado entre paredes de pizarra.
Una interesante parada será el olvidado jardín de Ignacio Moro, el hombre que con sus propias manos creo una auténtica maravilla a orillas del río. Un jardín colgante con miradores y pasarelas que, tras su muerte, se fue marchitando poco a poco. Hoy tan solo se pueden ver algunas de las estructuras que el bueno de Ignacio creó. Un recuerdo de una obra maravillosa que por desgracia no se ha podido mantener.
La ruta sigue avanzando en paralelo al Tormes hasta que llegamos a las viejas casas de la finca de El Marín. Las dejaremos a la izquierda para avanzar hasta las ruinas del puente de la Salud, uno de los mejores miradores del itinerario. Esta construcción servía para sostener la vía férrea que comunicaba con Portugal y que en 1954 se desvió por Tejares.
Junto a uno de los pilares del antiguo puente parte un pequeño sendero que desciende vertiginoso hasta la misma orilla del río y que llega hasta la pasarela del Tejares junto a la pesquera. Desde ahí regresaremos al centro de la ciudad sin perder de vista el Tormes por el barrio de Huerta Otea.