Francisco Vázquez de Coronado
Salamanca cuenta con un conquistador de pura cepa. Francisco Vázquez de Coronado (1510-1554), que fue gobernador de Nueva Galicia en México y exploró el sur de Estados Unidos. Además, las noticias de sus odiseas influyeron en su hermano Juan (1523-1565), otro salmantino que conquistó nuevos territorios y ha merecido una calle en la ciudad del Tormes y un medallón en la Plaza.
Francisco nació en el seno de una familia noble en Salamanca, pero su hermano Gonzalo, el primogénito, fue quien heredó el mayorazgo, abriéndose para él, “al quedar desheredado y carecer de otros medios de subsistencia, otros caminos”, señala María del Pilar Gutiérrez Lorenzo en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.
Llegó a la Nueva España (actual México) en 1535, con 25 años, ya como hombre de confianza del virrey Antonio López de Mendoza. En 1538 se casó con Beatriz de Estrada, de apenas trece años de edad. Tuvieron cinco hijos, según escribe en el Diccionario Biográfico la experta.
Alentado por relatos e informes que hablan de las riquezas de las Siete Ciudades de Cíbola, a finales de febrero de 1540 Vázquez de Coronado —de treinta años de edad—, Marcos de Niza, 260 hombres a caballo, 60 infantes —ballesteros y arcabuceros—, y más de mil indios están en Compostela, listos para ir hacia Cíbola. En abril de 1540, Vázquez de Coronado sale rumbo a lo que hoy es Arizona, con fray Marcos de Niza como guía, un destacamento de 80 jinetes, 20 soldados de a pie y un contingente de aliados indígenas.
Hambre y desesperanza. Después de vagar hambrientos y desesperanzados, los expedicionarios llegan al sur de Arizona. Siguen rumbo al Norte durante quince días a través del desierto y pasos montañosos, trayecto en el que mueren algunos hombres y se pierden gran número de caballos. “El 7 de julio de 1540 llegan a Cíbola, la primera de las siete míticas ciudades. Lo que encuentran es desolador: un pequeño poblado en un peñasco —el pueblo zuñi de Hawikuh, en Nuevo México—, al que ponen el nombre de Granada. Como Vázquez de Coronado escribió al emperador “solamente una cosa es verdad, el nombre de la ciudad” (3 de agosto de 1540)”, cuenta María del Pilar Gutiérrez.
“El resto de los pueblos zuñis, la tan ansiada Cíbola, no son las maravillosas ciudades cubiertas de oro y plata descritas por Marcos de Niza, sino pequeñas aldeas escasamente pobladas. Ante el infructuoso resultado, Vázquez de Coronado envía a sus capitanes a explorar la zona en busca de nuevas tierras y ciudades. Pedro de Tovar se dirige al Oeste, a través del desierto de la meseta de Colorado, incorporando a los pueblos de los indios Hopi; García López de Cárdenas descubre el Cañón del Colorado, y Hernando de Alvarado se dirige al este hasta llegar a Tiguex”, se explica en el Diccionario Biográfico.
Buscando plata y oro. La expedición de Vázquez Coronado también parte hacia Tiguex
Allí les sorprende el invierno y la nieve. Los soldados se quejan del frío y hambre. Francisco pide a los indios ropa y alimento. Amables al principio y hostiles más tarde, se desata una guerra con los indígenas hasta la primavera de 1541. En esta fecha salen hacia Quivira pues tienen noticia de que es una rica tierra donde encontrarán plata y oro, según el relato de María Pilar Gutiérrez.
Después de semanas de ver sólo pasto, bisontes y cielo —recorriendo las llanuras de los actuales estados de Texas, Oklahoma y Kansas— llegan a Quivira donde tampoco hay riquezas.
Vázquez de Coronado regresa entonces a Tiguex para pasar el invierno de 1541-1542, con la idea de iniciar nuevas expediciones en primavera. Sin embargo, se desata la rebelión indígena en la Nueva Galicia, más tarde conocida como Guerra de Mixtón (1541-1542), que pone en peligro no sólo los asentamientos fronterizos, sino al gobierno de la Nueva España. El levantamiento corta toda comunicación entre la expedición y el virrey; además Vázquez de Coronado está a punto de perder la vida a causa de una caída de caballo. Agotados los expedicionarios y frustradas las esperanzas de encontrar riquezas, en abril de 1542 se emprende el camino de regreso a México, se describe en el Diccionario Biográfico.
Francisco Vázquez de Coronado regresa con las manos vacías y un ejército amotinado y desorganizado. El virrey Mendoza se halla descontento por el abandono de la empresa, ya que era la inversión realizada era muy elevada. Francisco retoma el gobierno de la Nueva Galicia hasta 1544, ahora sin el apoyo del virrey. En 1545 renuncia al cargo y regresa a la Ciudad de México, donde hasta su muerte en 1554, con 44 años, su esfuerzo se orienta a reclamar las encomiendas que durante su expedición han pasado a manos de la Corona, según el relato de María Pilar Gutiérrez para la Real Academia de la Historia.