Celebración de la Pasión del Señor en la Catedral
En su primera celebración de la Pasión del Señor como obispo de Salamanca, José Luis Retana ha señalado que en la cruz “Jesús nos enseña el verdadero camino de una existencia humana”, y que la esperanza solamente brota en la “fidelidad a Dios, Padre de todos” y “el amor a los hermanos, que nos lleva a una preferencia por los más pobres y desvalidos, con todas las consecuencias”. “El signo de la cruz no es un signo de fatalidad, sino de esperanza”.
La sobriedad litúrgica ha marcado la celebración que se ha iniciado a media luz y en medio de un silencio sobrecogedor, como lo era también la mesa del altar desprovista de ornamentos. El obispo se ha inclinado ante el altar para orar durante unos instantes antes de iniciarse la liturgia de la Palabra, en la que se han leído las lecturas de Isaías y la carta a los Hebreos, y se ha proclamado la Pasión según san Juan.
En la homilía, el obispo ha recordado que “el triunfo y la victoria y la exaltación gloriosa de Jesucristo está ya en la cruz”, a pesar de que “nos hallamos hoy como imposibilitados de dejarnos llevar por la alegría de la victoria de Jesucristo sobre la muerte, sobre el mal y el pecado, sobre la mentira y el desamor, cuando recordamos cómo fue conseguida”. Por eso, el prelado ha indicado que necesitamos “unas horas de silencio antes de dejarnos penetrar por la gran fiesta que la victoria de Jesucristo merece” y ha invitado a contemplar el misterio de la Pasión y muerte del Señor “emocionados, admirados, conmovidos”.
Retana ha señalado que “Jesucristo reinará desde la cruz. Y triunfará en la cruz, porque en ella es donde más plenamente da testimonio de su verdad” ya que “en Jesús crucificado es donde más se revela el rostro del Dios que ama hasta el extremo”.
El pastor de la diócesis ha reflexionado en su homilía sobre el significado actual del Santo Cristo Crucificado, que significa “un Dios que muere”, y que “abre un camino de solidaridad y esperanza”.
Fotografía: Diócesis de Salamanca.