El gesto que marcó una visita: la amabilidad de una trabajadora de hotel emociona a un crítico gastronómico invidente

Lo que comenzó como un desayuno cualquiera durante un congreso, terminó convirtiéndose en una lección de amabilidad y buen hacer. El periodista y crítico gastronómico Jonatan Armengol, invidente y defensor de la inclusión en la restauración, ha querido compartir públicamente la experiencia vivida en el Hotel Abba Fonseca de Salamanca, durante su estancia con motivo de la Cumbre Gastronómica Internacional de Castilla y León.

Armengol, que siempre se desplaza acompañado de su perro guía Calo, decidió grabar un vídeo mientras bajaba al desayuno, con la intención de mostrar cómo suele ser el trato que recibe una persona ciega en un entorno como un buffet libre. Sin embargo, lo que encontró superó todas sus expectativas.

“Sinceramente, esperaba lo normal… pero el equipo —y en especial Noemí— me sorprendió con un trato ejemplar: amable, profesional, natural”, ha escrito en sus redes sociales.

Noemí, trabajadora del comedor del hotel, no sólo ofreció su ayuda con cercanía y sin condescendencias, sino que lo hizo con una actitud espontánea, empática y profundamente humana, dejando claro que la accesibilidad empieza muchas veces con pequeños gestos, pero que marcan una gran diferencia.

El momento ha tenido gran repercusión tras ser compartido también por COPE, en su espacio “Historia del Día”, donde fue destacado por la periodista María José Navarro como un ejemplo de cómo la amabilidad inesperada transforma la rutina. De hecho, el hijo de Noemí, Pepelu, ha presumido con orgullo de su madre en redes sociales, emocionado por el reconocimiento.

“¿Has vivido alguna vez un trato que te alegró el día?”, se pregunta Armengol en su publicación. Una cuestión que, más allá de la anécdota, invita a reflexionar sobre la importancia de la atención consciente, el respeto a la diversidad y el valor de las personas que hacen su trabajo con corazón.

En un mundo que a menudo va demasiado rápido, Salamanca fue escenario de una escena sencilla que recuerda algo esencial: ser amables no cuesta, pero vale mucho.