¡Feliz Lunes de Aguas!
Día especial en la provincia, especialmente en la capital. Día que no es oficialmente festivo pero que los salmantinos celebramos dejando de trabajar para ir a comer y merendar con amigos o familiares al campo, disfrutando del tradicional hornazo, empanadas, tortillas de patatas y por supuesto todo ello acompañado por buen vino de la tierra.
Armando Manrique escribió hace unos años esta romanza sobre el Lunes de Aguas que dice: «Escuchen Vuesas Mercedes, la historia que se relata, que año tras año acontece, en tierra de Salamanca.» Y sigue así:
«Sucede al octavo día
de la muy Santa Semana,
Nuestro Señor resucita
¡La Cuaresma es terminada!
Tiempo de recogimiento,
de ayunos y de plegarias,
tascas, cantinas, tabernas,
sus postigos los cerraban,
burdeles y mancebías,
los faroles apagaban
que en la vigilia, la carne,
al vulgo le era vedada
y los placeres mundanos,
¡echados de las murallas!
Mas al llegar esa fecha,
tan dichosa y anhelada
que hoy nos conmemoramos,
llamada Lunes de Aguas,
toda aquella algarabía
a la villa regresaba
del arrabalero exilio
que la moral demandaba.
«Padre Putas» era el hombre
que el cortejo encabezaba;
disculpen tal expresión
pero es esta la palabra
(mi ánimo no es ofender
las virtuosas sotanas),
pero es que cruzando el Tormes,
gozosamente embarcadas,
encontrábanse rameras,
prostitutas, barraganas,
mujeres de vida alegre,
seductoras cortesanas
que su oronda mercancía
jubilosas la mostraban.
Tras los salmos y los rezos
la veda era levantada
y así al mando de ese cura
de caritativa alma,
la muy excelsa capital
culta y universitaria,
con grande satisfacción,
el regreso proclamaba.
Lunes risueño y festivo,
se bebía, se jugaba,
corría el vino a raudales,
se comía, se apostaba,
que la vida licenciosa
a la villa era llegada;
terminóse la abstinencia,
¡La vigilia era olvidada!
Con productos de la sierra,
nobles y recias viandas,
con chorizo y con jamón
y lomo de la matanza,
preparábase la típica
y contundente empanada
que con el nombre de hornazo,
quedó entonces bautizada.
Hoy varios siglos después
del trasiego de las barcas,
cuando viejas prohibiciones
han sido ya relegadas,
en la época de internet
del WhatsApp y la informática,
al llegar octavo día
tras el Domingo de Pascua,
contínuase celebrando
tradición tan ilustrada
y en las riberas del Tormes,
en las dehesas y campas,
en los bosques y praderas
de toda la tierra charra,
allí júntanse las gentes
a festejar la jornada
y sigue siendo el hornazo
el rey de toda quedada.
Disfrútase la reunión
y las sabrosa pitanza,
conmemorando la fecha
que hoy a todos nos hermana
y que he querido contarles
en la forma de romanza.
Vuesas Mercedes dirán
si han sido bien informadas
del magno acontecimiento
que se celebra en la plaza,
una fecha singular
llamada «Lunes de Aguas»
que año tras año acontece
en tierra de Salamanca.»