[La opinión de Enrique de Santiago] No eres lo que dices, sino lo que haces
Existen determinados delitos en los que todos sabemos que, aún cuando no seas culpable, debes de buscar una solución que evite el pleito pues, aunque a muchos les duela y otros no lo crean, las sentencias suelen estar hechas antes de la celebración del juicio.
Uno de esos casos es el de los delitos fiscales, en los que por falta de preparación, por indicación del Jefe y por comodidad, “mis compañeros del fisco trabajan muy bien”, tanto fiscalía como judicatura están más propensos a la condena, con lo que el sujeto se ve sometido a la presión brutal de un fisco que elimina los derechos fundamentales del ciudadano, una presión judicial, una premisión mediática y, finalmente, una presión psicológica de difícil superación y que hace que un porcentaje muy elevado busque soluciones pactadas antes de padecer esa situación durante años incluso.
El colmo de los despropósitos y refuerzo de, a partir de ahora, esa presión a la que hemos hecho mención es que, si buscas un acuerdo y no se alcanza, encima se utiliza en tu contra y se te condena, al menos social y mediáticamente, sin la más mínima opción de defensa, pues la fiscalía o la administración filtran la información y se niegan al pacto.
Imaginemos que estás investigado por violación por culpa de una mujer despechada con la que mantuviste una amistad y por no apoyarla te odia, pero que no has hecho nada de nada, pero… lo primero es que, según se inicia la investigación, ya eres un violador; la segunda es que caes en una depresión que te impide salir a la calle por la presión social que ya te condena como violador; la tercera es que el juzgador, incluso, impide tus pruebas, pues ya decidió que eres culpable de violación; la cuarta es que la prensa pilla cacho, y te condena como violador….los amigos te marginan y tú mismo, que odias esa acción, te sientes violado.
 Y así, durante 3 ó 4 años, en los que pierdes trabajo, pareja, dignidad, psique y sanidad física y mental; pero, al final, te acercas al fiscal que pide 10 años de prisión y, consciente de que la sentencia está ya redactada pese a no haberse celebrado el jucio, buscas un acuerdo que impida tu ingreso en prisión.
Lo primero que te piden es que aceptes haber hecho lo que no has hecho; lo segundo, que pagues todo lo que te pidan, puedas o no y, una vez alcanzado ese principio de acuerdo, o mejor dicho de sumisión, la fiscalía se niega al acuerdo y lo publica en los medios de comunicación con pelos y señales, con lo que te vuelven a destrozar, amén de fortalecer la condena ya previamente impuesta.
Si admitimos esta situación, si los acuerdos o negociaciones se harán publicas si, en trámite previo a un consenso, este se puede rechazar y hacer público, dando carta de naturaleza a algo que por la misma debiera de ser secreto, mañana te someterán a cualquier cosa que se pretenda y se violarán tus derechos y la credibilidad, la seriedad, la dignidad y la imagen de la fiscalía, ya dañada, quedará perjudicada sine die por falta de profesionalidad y de vergüenza, sólo te podrás fiar de los fiscales de los que eres consciente de su señorío y siempre que su jefe de turno no les imponga otra posición, no cabe la posibilidad de acuerdo o transacción.
Esa violación, que resulta indigna, se eleva a la enésima potencia cuando el delito se le achaca a tu novio, pues ella no tiene por qué conocer todos sus negocios, ni todos sus tratos, ni le afecta en su trabajo, pero se utiliza carroñeramente por los que la odian para, pese a tener ellos más responsabildiades, más ponzoña, hasta el punto de conseguir que una persona sin titulación alguna sea contratada como catedrática y líder de unas marcas de aviones, ahora se vuelven castas vestales y la llaman fruta podrida.
Si, tras haberse filtrado los datos fiscales, los intentos de acuerdo, las negociaciones no cerradas, no se elimina a los filtradores interesados, la democracia, que dicen defender, habrá sido nuevamente objeto de la vigésima violación del macho alfa que lidera el gobierno más mentiroso de la historia, pues se autodenomina progresista y nos devuelve al pasado, feminista y deja a los violadores en la calle, social y nos hunde en la miseria, sanitario y desarrolló la peor gestión de la pandemia del mundo, demócrata y destruye los controles, las barreras y deja en la calle a los terroristas que pretenden acabar con ella…. Todo un dechado de virtudes.