La intervención ha consistido en acometer la restauración y la iluminación del interior del templo, que permite acomodarlo a los requerimientos de un espacio situado en pleno corazón de la ciudad, que compagina su uso litúrgico con el interés artístico e histórico que despierta entre los muchos visitantes que pasan cada día frente a sus puertas. Los trabajos han consistido en la recuperación de morteros y acabados originales.
Diferentes fases de intervención
El proceso de intervención se ha prolongado durante varios años. En sucesivas fases se ha logrado, por un lado, subsanar los problemas estructurales del edificio por otro, habilitar un recorrido expositivo y, finalmente, acondicionar el interior del templo.
Las deformaciones existentes en pilares, arcos y bóvedas de las tres naves del edificio, fruto de la propia construcción y de diferentes modificaciones a lo largo de su historia, justificaron un estudio completo de su secuencia constructiva, que incluyó un análisis de la evolución de su arquitectura, abordado por varios equipos multidisciplinares.
También se elaboró un levantamiento de precisión que resultó clave para la comprensión del comportamiento estructural del templo. Confirmó que las cargas que soportaban los muros románicos del edificio estaban descompensadas y era necesario realizar una redistribución para mejorar el margen de seguridad estructural. La actuación se centró en la cubierta del templo, modificando sus puntos de apoyo para distribuir mejor su peso sobre los muros románicos.
Esta mejora se sumó a otras intervenciones de urgencia, como las realizadas en el primer tramo de la nave del Evangelio, sobre la llamada Puerta del Obispo, que concentraba la mayor parte de los daños. Del mismo modo, se recuperó el acceso por la puerta norte del templo y se acondicionó un punto informativo y de recepción de visitantes. Paralelamente, se mejoró el acceso a la Capilla del Carmen, donde se conserva una rica portada románica con policromía original y se le dotó de una iluminación más acorde con el conjunto y más eficiente. Todas estas actuaciones han supuesto una inversión histórica por parte de la Junta de Castilla y León de más de un millón de euros.
Monitorización
Junto a la intervención propiamente dicha, para conocer el estado real del edificio, se incorporó el templo al Sistema de Monitorización (MHS), desarrollado por la Fundación Santa María la Real, y se instalaron sensores de temperatura y humedad en puntos muy concretos del edificio. En paralelo, se monitorizaron los movimientos estructurales, tanto estáticos como dinámicos, mediante la instalación de un acelerómetro y clinómetros en los muros norte y sur. El análisis conjunto de todas estas variables permitió entender la evolución del proceso de degradación, esbozar sus causas y, más importante aún, plantear la solución más acertada para cada patología.
Plan Románico Atlántico
El Plan Románico Atlántico es una iniciativa de cooperación transfronteriza para la conservación del patrimonio cultural, que incluye proyectos de restauración y puesta en valor de una veintena de templos románicos ubicados en las provincias españolas de Zamora y Salamanca y en las regiones portuguesas de Porto, Vila-Real y Bragança. Un ejemplo de cooperación institucional y de participación público – privada, ya que está promovido por la Junta de Castilla y León, la Fundación Iberdrola España y el Ministerio de Cultura de Portugal.
En la provincia de Salamanca, el Plan ha llevado a cabo diferentes actuaciones, no solo en la iglesia de San Martín de Tours, sino también en la catedral de Ciudad Rodrigo o en las localidades de Forfoleda, Yecla de Yeltes, Hinojosa de Duero, Cerralbo, San Felices de los Gallegos o Carrascal de Velambélez.
Para todas y cada una de las actuaciones se cuenta con el apoyo técnico de la Fundación Santa María la Real, así como la colaboración de las diócesis de cada territorio, en este caso, la de Salamanca.