Las fotografías son del viaje del general Primo de Rivera a Salamanca al llegar a la estación de ferrocarril. Está rodeado de varias señoritas con traje charro, que le ofrecieron ramos de flores. La otra fotografía es de la llegada de Miguel Primo de Rivera a la Plaza Mayor de Salamanca con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca el 1 de noviembre de 1926, ya siendo dictador.
Don Miguel encabezó el golpe de Estado de 1923 que apoyado por el Rey y el ejército implantó un régimen dictatorial que gobernó España hasta 1930. Unos meses antes de la proclamación de la 2ª República española.
Ahora a los 100 años del comienzo del período en el que el general Primo de Rivera gobernó España recordamos su relación con Salamanca. Había nacido en 1870 en Jerez de la Frontera, entró siendo joven en el ejército y estuvo destinado en Marruecos, Cuba y Filipinas hasta ascender a general. Entre 1922 y 1923 desempeñó el puesto de capitán general de Cataluña. Primo de Rivera, que se veía a sí mismo como el «cirujano de hierro» costiano, tras encabezar el 13 de septiembre de 1923 un golpe de Estado que contó con el visto bueno del monarca Alfonso XIII, dejó en suspenso la Constitución de 1876, e instauró una dictadura en la forma de un directorio militar entre 1923 y 1925, al que siguió un directorio civil presidido por él mismo entre 1925 y 1930.
Durante el transcurso de la dictadura —en el contexto de un ciclo económico exterior expansivo desde 1924 hasta 1929— se produjo un importante crecimiento económico y se desarrolló una política intervencionista y proteccionista con inversión en obras públicas e infraestructuras. Primo de Rivera consiguió encauzar el problema de Marruecos gracias a la operación del desembarco de Alhucemas de 1925 y, en 1927, fundó la Asamblea Nacional Consultiva, considerada la primera Cámara de carácter corporativista en Europa durante el período de entreguerras, que llegaría a elaborar un anteproyecto de Constitución de carácter antiliberal y autoritario. Crecientemente impopular, dimitió el 28 de enero de 1930 tras perder el favor del monarca y del ejército, y se trasladó a París, donde falleció poco más tarde.