La fotografía de hoy está dedicada a San Juan de Sahagún, en el día de la festividad del patrón de Salamanca.
Su nombre de pila era Juan González del Castrillo. Tras ser colegial del Colegio Mayor de San Bartolomé, se hizo fraile agustino en el convento que esta Orden tenía en nuestra ciudad.
Fue conocido por su intervención en la vida de la capital y su mayor logro fue conseguir apaciguar la querella que enfrentaba a dos bandos de familias nobles que durante cuarenta años disputaban en Salamanca, con muertes violentas por ambas partes.
De él se recuerdan en Salamanca varios milagros entre ellos dos son los más conocidos: cuentan las crónicas que un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño pudo tomarlo. Entonces el santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño llegó a la superficie. El milagro se recuerda en la calle donde ocurrió con el nombre de la calle: Pozo Amarillo. El otro milagro dice que un toro bravo se había escapado por las calles de Salamanca sembrando el terror. Juan lo detuvo y amansó diciéndole: «Tente, necio«. La calle donde esto ocurrió tiene ahora el nombre de Tentenecio.
Se dice de él, que con sus oraciones libró a Salamanca de la peste del tifus negro. Murió de forma violenta. Se dice que un comendador de la ciudad tenía una amante. Al escuchar los sermones de Juan de Sahagún en la iglesia de San Blas, decidió apartarse de su querida, quien despechada amenazó con quitar la vida de San Juan antes de que finalizara el año. Unos dicen que mandó envenenar la comida del santo. Otros, que contrató a un sicario para que lo apuñalase con un estilete untado en ponzoña. Sea como fuere pereció emponzoñado a los 50 años.
Sus restos están enterrados ahora en la Catedral Nueva de Salamanca, aunque hay reliquias suyas en Sahagún y en varios otros lugares del mundo.