Jesús vio como su tienda de tatuajes en Madrid se fue al traste durante la pandemia. Desde la capital de España le llegaron los ecos de ASDECOBA. No tenía nada, por lo que decidió abandonar Madrid para trasladarse hasta Buenos Aires, donde fue acogido en la parroquia y ahora trabaja en uno de los proyectos de la plataforma comunitaria, en el catering urbano.
“Cuando te encuentras en situación desesperante no solo buscas una opción laboral, sino un apoyo, un lugar donde abrirte horizontes porque el negativismo siempre aparece cuando se cierran puertas y te preguntas a dónde voy. Vi esta perspectiva y ni me lo pensé”.
Los colectivos más vulnerables, en el centro de los proyectos de ASDECOBA
Las personas mayores del medio urbano y rural afectadas por la soledad son el eje principal de los proyectos de ASDECOBA. Son expresidiarios o personas sin techo que fueron acogidos por la plataforma quienes se ponen al servicio de estos colectivos, como explica el Padre Emiliano.
“La primera iniciativa es que era necesario que las personas más débiles como los que salen de la cárcel, que muchos no se benefician de permisos o qué hacer después de la cárcel, es la acogida. Por tanto puerta abierta en espacios que tenemos como la propia casa parroquial de Buenos Aires. Pero en el medio rural nos dimos cuenta de una realidad de personas mayores que han pasado una situación de soledad importante, y teníamos que dar respuesta. Pero en el medio urbano también muchos mayores están en situación de soledad”, ha relatado el párroco de Buenos Aires.
La puesta en marcha de centros de día o los servicios de catering diario con productos de la huerta que ASDECOBA posee en Torresmenudas, a 17 kilómetros de Salamanca, son los programas más destacados: “Los huertos colaboran en la recuperación de la vida de las personas, hacen que crean en sí mismas, en el de al lado, se fortalece la relación con otras personas y esto genera unos sentimientos de independencia, de autogestión. Por otro lado, entendemos que los trabajos en los huertos recupera la tierra, le devuelve las posibilidades que siempre tuvo y que se van erradicando”, ha sostenido Teresa Mateos.
El catering rural permite que habitantes de edad avanzada de los cuarenta municipios de la provincia salmantina donde tiene presencia ASDEDOBA reciban comida diaria. Y es que el fenómeno de la despoblación en estos pequeños pueblos ha provocado la pérdida de servicios básicos como los mercados. De ahí que Jesús sienta orgullo del trabajo que desempeña.
“Damos un apoyo no solo alimenticio a gente que hoy no puede acceder a un carro de la compra abundante y damos ese apoyo alimenticio estupendo, vigilando a la persona a la que llevamos la comida que esté bien atendida, una labor humanitaria”, remarca Jesús, que sabe bien de lo que habla, ya que no tuvo respuesta de las administraciones cuando lo perdió todo en la pandemia. De ahí que su motivación sea ayudar al prójimo, al que más lo necesita.
“Las administraciones no dan lo suficiente. Quienes están dando aquí el cayo es Emiliano con todo el grupo de ASDECOBA. Son los que dan su brazo todos los días para que esto funcione. Si esperamos a que nos apoyen no hacemos nada y tenemos que dar 3 pasos por delante a lo que podemos esperar de las administraciones”, ha agregado con orgullo.
«Viene mucha gente de la calle a nosotros»
Por desgracia, son muchas las personas que solicitan acogida en ASDECOBA, vecinos con problemas de Buenos Aires o de fuera como Jesús: “Ha empezado a venir gente de la calle y ya no viene tanta gente de la cárcel, aunque sigue viniendo y les acompañamos. Diseñamos y desarrollamos este proyecto pero viene gente de la calle sin pasar por la prisión pero se han quedado sin trabajo, sin techo o sin comida y no necesariamente de Buenos Aires, y sin apoyo de ningún tipo”, ha lamentado Teresa Mateos.
El objetivo, como explica el sacerdote Emiliano Tapias, es poner a la persona en el centro, tanto a quienes se han quedado sin nada como a quienes necesitan del prójimo para cubrir sus necesidades.
“No es solo acoger, sino buscar conjuntamente, huyendo del asistencialismo que caemos a veces, para que sean proyectos comunitarios, caminar juntos y para eso ofreceremos este espacio de referencia”.
Es ASDECOBA, un pequeño milagro comunitario nacido en el maltratado barrio de Buenos Aires, y en el que están implicadas casi mil personas. Tres décadas desde que un grupo de vecinos decidieron levantarse y no resignarse al pesimismo que se dibujaba en este enclave periférico, llevando a gala aquella frase del Quijote: “No es un hombre más que otro, si no hace más que otro”.