[Vídeo] 100 años de la Unión Deportiva Salamanca

Desde Okey Salamanca queremos conmemorar los 100 años desde la fundación de la Unión Deportiva Salamanca (Unión Deportiva Española en ese momento) con este vídeo, y el texto lleno de emoción de nuestro colaborador Pablo Marcos, que lleva por título «Hueso»:

Según la RAE, el amor es un “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser” y, según Bolaño, “el amor nunca trae nada bueno, el amor siempre trae algo mejor”. Cierto día, comenzamos a sentirnos atraídos hacia el fútbol de nuestra ciudad igual que Stendhal hablando de Italia: “Es como el amor, y sin embargo no estoy enamorado de nadie, qué raro”, y poco a poco todos fuimos dándole trocitos de nosotros mismos hasta convertirnos en un engranaje que conformaba un todo, en una unión literal. Los componentes cambiaban con el paso de las generaciones, pero el sentimiento seguía siendo igual de intenso, siempre traía algo mejor. Nos casamos con un equipo y fuimos felices hasta que la muerte nos separó.

La boda se celebró un 9 de febrero de 1923, la Unión Deportiva Española nacía y fue así como se consolidó esta pasión esférica que llegó a la ciudad con acento irlandés. Más tarde, con la Segunda República, el club pasaría a llamarse Unión Deportiva Salamanca. Los inicios fueron complicados, pero en la década de los años 30 el conjunto salmantino logró crecer y asentarse entre los ciudadanos charros. 25 años después, en las bodas de plata, el Salamanca se encontraba en una tendencia irregular, con ascensos y descensos constantes. En la temporada 1947/48, el equipo militaba en la Tercera División y estuvo a punto de subir a Segunda, quedando en la tercera posición de la fase de ascenso. No pudo ser, pero, sin embargo, el proyecto comenzaba a dar frutos y fue la temporada consecuente cuando se logró regresar al segundo nivel del fútbol español.

Llegaron las bodas de oro en 1973, con los primeros años del Estadio Helmántico y el equipo de nuevo en Tercera. No obstante, esta vez sí coincidió el aniversario señalado con un ascenso. Cada vez eran más los unionistas que se involucraban – el club contaba ya con 10.000 socios – y la ilusión no paraba de crecer. En este curso llegó a los banquillos José Luis García Traid y llegaron jugadores como Robi, Muñoz, Sánchez Barrios o Lacasa, que fueron artífices del primer ascenso de la historia de la UDS a Primera División tan solo un año después. El número 50 fue el inicio de una época inolvidable.

En 1998, la Unión cumplió 75 años y lo hizo en una de las temporadas más disfrutadas por la afición. Pauleta, Taira, Giovanella, César Brito, Stelea, Lanna, Pavličić, Korino, Edu Alonso, Popescu, Rogério y el Cuqui Silvani, entre otros, hicieron vibrar a la hinchada con la etiqueta de matagigantes bajo la dirección de Txetxu Rojo. Aquel 5-4 al Atlético de Madrid será recordado siempre junto la goleada por 6-0 al Valencia y, sobre todo, siempre quedará la huella imborrable de aquel 4-3 al Barça remontando en una noche de Reyes que hizo creer en la magia hasta a los más mayores. 75 años casados y los años próximos se intuían como se denominan a estas bodas: brillantes.

Hoy, 9 de febrero de 2023, la Unión Deportiva Salamanca cumpliría 100 años. Se dice que – en el improbable caso de que suceda – una vez llegados a esta altura se celebran las bodas de hueso, precisamente lo único que tenemos actualmente. Fuimos plata y después oro, brillamos juntos con el sueño y la esperanza de lograr grandes cosas, una ilusión que se vio truncada de golpe. En vez de celebrar una unión de un siglo, no nos queda nada; el hueso, los restos de lo que un día fue, una ciudad dividida y una discusión entre dos bandos que está lejos de resolverse, mientras que los que no pertenecen a ninguno caminan indiferentes sin demasiada prisa por llegar al fin de semana. La palabra unión no hace más que evocar un sentimiento de vacío.

Podríamos entrar a valorar las causas y las consecuencias del problema o lo que supuso la marcha de nuestro ser querido hace una década, pero para eso hay 364 días más. En el centenario – o más bien en lo que hubiera sido el centenario – debemos sentirnos orgullosos de haber formado parte algo tan grande, recordar y atesorar aquello que a cada uno le tocó vivir: los guantes negros de João Alves, el fichaje del Lobo Diarte, Pauleta celebrando con los brazos extendidos, la zurda de Quique Martín, los goles de Miku o la dupla de Braulio y Carlos Vela, entre la multitud de momentos blanquinegros que tejen la historia de la Unión Deportiva Salamanca. Es el recuerdo lo que jamás debe morir. Si nos queda el hueso es porque pudimos disfrutar de algo que estuvo vivo, algo que latía porque nuestros corazones latían con él. Apreciemos el hueso porque lo tenemos y, ya que no podemos celebrar por lo que hay, celebremos por lo que hubo. Al menos hoy, brindemos por la nostalgia, por las bodas de hueso que no se dieron, por el fútbol y por aquellos vecinos de asiento a los que veías al menos una vez cada dos semanas y de golpe te arrebataron, por los goles celebrados y por el mal sabor de las derrotas, pero, sobre todo, brindemos por aquello que realmente hace falta en estos tiempos, brindemos por la unión.