Celebración de Las Águedas en la provincia

La celebración del día de las mujeres tiene su origen en el culto a la santa siciliana que padeció martirio. Después de que le cortaran los pechos, se le apareció un ángel que le llevó la palma de la victoria y una planta medicinal con la que se curó. Por todo ello se la invoca como protectora de la lactancia. Según Caro Baroja, la festividad tiene sus antecedentes en las “Matronalia” romanas, que “eran fiestas dedicadas a asegurar la fecundidad de las mujeres” y que estaban adscritas al culto de Juno Lucina.

En un artículo periodístico, Rosa M. Lorenzo daba cuenta de los rasgos que caracterizaban la celebración de la festividad de Santa Águeda en la provincia de Salamanca. Así, señalaba que la organización corría a cargo de una alcaldesa o de las mayordomas. Junto a los actos religiosos, existían otros profanos que representaban una inversión de papeles (el baile de la bandera por las mujeres, la toma del poder municipal y el acto de sacar a bailar a los hombres).

La parte profana comenzaba –sigue diciendo la etnógrafa salmantina– la víspera con la preparación y el prendimiento de la hoguera, junto a la que se celebraba el baile. En algunas localidades, realizaban además carreras de gallos, que servían posteriormente de merienda. También ese día (o al siguiente) se llevaba a cabo la petición de los bastones de mando al alcalde. Al anochecer (o al amanecer del día cinco) se cantaba la alborada. Otro rasgo era el petitorio de dinero o de productos alimenticios a los hombres, que se ejecutaba durante algunos días festivos anteriores.

La parte religiosa consistía en la celebración de la misa (con el ofertorio de bollos, velas o dinero por parte de las mujeres) y la procesión, en la que ellas se encargaban de portar las andas.

Tras estos actos religiosos se realizaba el convite. Por la tarde había baile, en el cual las mujeres mostraban una desinhibición inimaginable en otro día del año.