La fotografía de hoy es de Chus Calles. Imagen de la calle Prior de Salamanca al atardecer.
La calle del Prior, angosta e irregular, fue antaño, y aún lo es, una de las calles más animada, a veces bulliciosa, de la ciudad. En el siglo XIX los cafés allí instalados la convirtieron en calle del «pecado» y la alegría. También, como contraste, fue calle de la pena y del llanto por el frecuente paso de los cortejos fúnebres hacia la Puerta de San Bernardo, en lo alto del parque de San Francisco, lugar tradicional de despedida de los duelos. Siempre, como lugar céntrico y frecuentado, mantuvo su carácter comercial. Recibió su nombre por el paso anual del Prior del monasterio de San Vicente de camino hacia el Concejo. Fue lugar escogido para el asentamiento de casas nobles: La casa de los marqueses de Castellanos, a la altura de la calle Prado, la casa de los Tejeda, frente a la calle Espoz y Mina, y el espléndido palacio de Monterrey, en su último tramo.