Mª José Hernando, Manos Unidas: «Nos llenamos la boca hablando de derechos humanos, pero entre ricos y pobres la desigualdad es cada vez más grande»
Hoy se conmemora en todo el mundo el 74 aniversario de la adopción, por parte de Naciones Unidas, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un hito en la historia de la humanidad que establece, en su artículo primero, que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», uno de los principios que rigen el trabajo de Manos Unidas desde su nacimiento en 1959.
A pesar de que los derechos humanos amparan –teóricamente– a todos los hombres y mujeres desde el momento de su nacimiento, la ONG de la Iglesia católica en España lamenta que, en la práctica, estos derechos no son respetados en su totalidad en ningún país del mundo.
«Vivimos en un mundo extremadamente complicado en el que nos llenarnos la boca hablando de derechos humanos, mientras entre ricos y pobres la desigualdad es cada vez más grande», afirma Mª José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas. «Y esa desigualdad –creada, mantenida y potenciada por el ser humano– es la causa del aumento del hambre y la pobreza, que son dos de las vulneraciones de los derechos humanos más vergonzantes que puedan darse», asegura Hernando.
Para la ONG, resulta «difícil» hablar de derechos en un mundo en el que 1.300 millones de personas viven en la pobreza y en el que se permite que 828 millones de seres humanos se acuesten sin saber si van a poder comer al día siguiente. «¿Podemos, realmente hablar de derechos humanos ante un niño malnutrido, ante las poblaciones indígenas y campesinas expulsadas de sus territorios, ante los trabajadores esclavos o con una retribución que nunca les permitirá salir de la pobreza, ante las mujeres maltratadas, analfabetas, marginadas o ante los migrantes que huyen de las guerras, del hambre y de la pobreza para encontrar solo rechazo y más violencia?», se pregunta Hernando.
La injusticia que caracteriza nuestras relaciones sociales, económicas y personales suponen, también, una violación de los derechos humanos: del derecho a la vida digna, al trabajo decente, a la salud, a la educación, a medios de vida dignos, al alimento… «Y estas violaciones –explica Hernando– alientan los conflictos y la violencia que, a día de hoy, son la principal causa de violación de derechos humanos».
En este sentido, Manos Unidas hace suyas las palabras del papa Francisco en la Conferencia Internacional Los derechos humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones: «Cuando se violan los derechos fundamentales, o cuando se favorecen algunos en detrimento de otros, o cuando se garantizan solo a ciertos grupos, se producen graves injusticias, que a su vez alimentan los conflictos con graves consecuencias tanto dentro de las naciones como en las relaciones entre ellas».
Por ello, la defensa de los derechos humanos y su efectivo cumplimiento son el eje fundamental sobre el que pivota el trabajo de Manos Unidas: desde los derechos de la niñez hasta los de los refugiados e inmigrantes que enfrentan situaciones dramáticas, pasando por los derechos de colectivos específicos como los activistas o los propios defensores de derechos humanos. «Y también la defensa del territorio tiene un lugar privilegiado en parte de nuestros proyectos en los que se trabaja la protección de las tierras y la lucha contra el acaparamiento», explica Hernando.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es más un sueño que una realidad para buena parte de la humanidad que malvive en condiciones infrahumanas con sus derechos conculcados, asegura, por su parte, Fidele Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas. En un artículo titulado La cínica retórica sobre la dignidad humana, Podga afirma que «el sueño –la esperanza de un mundo construido sobre la dignidad y derechos de toda persona– es responsabilidad de todos. Convertir este sueño en realidad dependerá de que cada persona, cada institución (privada o pública), con nuestros propios recursos, posibilidades, oportunidades, pasemos de las palabras a los hechos que incluyen, evidentemente, la denuncia pública de casos de derechos arrebatados a los más vulnerables».
En los últimos tres años, Manos Unidas ha aprobado un total de 164 proyectos, por un importe cercano a los 12,8 millones de euros, destinados, específicamente, a la defensa de los Derechos Humanos y la sociedad civil. Estas iniciativas contribuyeron a un cambio en la vida de más de 251.692 personas.