40 años de la visita de san Juan Pablo II a Salamanca y Alba de Tormes

Fue la primera visita de este Papa a España y recorrió varias ciudades, entre ellas Salamanca y Alba de Tormes, ya que venía para la clausura de los actos del cuarto centenario de la muerte de santa Teresa de Jesús.

En primer lugar llegó a la villa ducal para encontrarse con más de 300.000 personas a las afueras de la localidad, donde fue recibido por el obispo Mauro Rubio.

Al final del acto, Juan Pablo II aceptó las ofrendas del presidente de la Diputación Provincial, José Muñoz, que le ofreció la medalla de honor de la provincia; el alcalde de Alba de Tormes, Eladio Briñón, que le entregó unos objetos de alfarería de la tierra junto con la medalla de oro de la villa; de una madre viuda que le ofrendó la capa de tuno de su hijo único, Víctor Mauriz, joven universitario que murió unos meses antes y que dejó escrito: «Es mi voluntad que, si es posible, mi capa de tuno, que nunca ensucié, sea entregada a su santidad el papa cuando venga a España». Asimismo, recibió la ofrenda de una niña, Ruth González, que nació el mismo día y a la misma hora en que Karol Wojtyla era elegido papa y le hacía la ofrenda de un beso con un ramo de flores.

Después, el Papa se desplazó al convento de las Madres Carmelitas de Alba, y ante el sepulcro de Santa Teresa, clausuró el IV Centenario de la muerte de la Santa. Junto a él estaban los cardenales Casaroli, Enrique Tarancón, Jubanym Macharski y Glemp, el presidente de la Conferencia Episcopal Española y medio centenar de obispos.

Y ante el sepulcro de la Santa, el Papa dijo que quería que sus palabras, «sea una evocación y una plegaria dirigida a Teresa de Jesús, presente entre nosotros en la comunión de los Santos». Después, pasó a la clausura, y en el camarín del sepulcro, con las manos y la cabeza apoyadas en las rejas, volvió a orar en silencio.

Ya por la tarde, Juan Pablo II se desplazó a la capital, a la Universidad Pontificia, donde se inauguró el aula que lleva su nombre, con 546 asientos. A las nueve y media de la noche, el Obispo de Salamanca despide al Papa junto a las escalerillas del avión en Matacán que lo llevó a Madrid.

Aquí se pueden releer todos los discursos que pronunció esos días.