José Luis Retana presidió la primera Misa Crismal tras su toma de posesión, que se ha celebrado en la Catedral Vieja de Salamanca y en la Catedral de Ciudad Rodrigo para bendecir el Santo Crisma y los Óleos. El Obispo agradeció a los sacerdotes “la ejemplar, fiel y generosa entrega a Cristo y a la Iglesia”
Esta celebración se denomina Misa Crismal porque en ella se consagra el Santo Crisma, con el que son ungidos los nuevos bautizados, signados los que reciben la confirmación y ordenados los obispos y sacerdotes. Además, el obispo bendice también los Santos Óleos, el de los catecúmenos, con el que se preparan y disponen para el Bautismo los propios catecúmenos; y el de los enfermos, que sirve para impartir el sacramento de la Unción a las personas enfermas o debilitadas.
En su homilía, José Luis Retana recordó que los sacerdotes iban a renovar sus promesas sacerdotales, “volviendo nuestra mirada agradecida, a aquel día tan feliz como inmerecido en el que el obispo ungió nuestras manos e impuso las suyas sobre nuestra cabeza, introduciéndonos en el sacerdocio de Jesucristo”.
Y recordó a los presbíteros, que dieran gracias, “por esta preciosa vocación que hemos recibido diciendo de nuevo sí al Señor que un día nos llamó”. Asimismo, les alentó a que reconocieran y pidieran perdón también “por los momentos en que lo hemos descuidado o vivido mediocremente”.
El prelado también les rogó que evitaran siempre, “como un gran pecado, la falta de comunión, el actuar como francotiradores, y que se introduzca en vosotros la cizaña de la rivalidad y la murmuración“.
Retana quiere afianzar la fraternidad sacerdotal, “la del obispo con sus sacerdotes, y la de todos los sacerdotes diocesanos entre sí”. Y pidió al Espíritu, “que nos otorgue un afecto humilde de unos por otros, sane las heridas de nuestra fraternidad y nos conceda entrañas de misericordia capaces de superar las posibles divisiones, formar un cuerpo y construir una familia”.
Fotografías Diócesis de Salamanca y Diócesis de Ciudad Rodrigo.