Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial

El sitio de El Escorial es posiblemente el conjunto histórico-artístico más impresionante que tenemos en España. Por muchas veces que uno lo visite siempre descubre algo nuevo. Gracias a Patrimonio Nacional y a la comunidad de agustinos que lo atiende podemos recorrer la historia de España a través de la belleza del arte que contiene. Lo tenemos a menos de 90 minutos desde que salgamos de la provincia de Salamanca y no puede faltar en nuestras excursiones de un día o de fin de semana.

La visita al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial constituye la mejor manera de recorrer la historia de España y muy especialmente el reinado de Felipe II. Con una superficie de 33.327 metros cuadrados, está situado en la ladera meridional del monte Abantos a 1028 metros de altitud en la sierra del Guadarrama, lo que le da un alto valor paisajístico. El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial desde el 2 de noviembre de 1984 forma parte de la lista de Patrimonio de La Humanidad.

El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es el monumento que mejor resume las aspiraciones ideológicas y culturales del “Siglo de Oro” español, expresadas aquí mediante una síntesis original de formas artísticas italianas y flamencas por impulso de Felipe II.

Agrupando en un edificio varias funciones, San Lorenzo el Real nace como un monasterio de monjes de la orden de San Jerónimo, cuya iglesia sirviese como panteón del Emperador Carlos V y de su mujer, Isabel de Portugal, así como de su hijo Felipe II, sus familiares y sucesores, y donde los frailes orasen ininterrumpidamente por la salvación de las personas reales. Asimismo, cuenta con un palacio para alojar al rey, como patrono de la fundación, y a su séquito. El colegio y el seminario completan la función religiosa del Monasterio, y la Biblioteca se establece para estos tres centros. Este esquema se mantiene, en cierto modo, en la actualidad. La figura de Carlos V es decisiva en la fundación de este Real Sitio por lo mucho que influyó en el espíritu de su hijo, por el ejemplo de sus últimos años pasados entre los monjes jerónimos de Yuste y por la necesidad de dotarle de una digna sepultura.

Una vez decidido a fundar el Monasterio, Felipe II comenzó en 1558 a buscar su emplazamiento, que quedó fijado a finales de 1562, comenzándose la obra según el proyecto o “traza universal” de Juan Bautista de Toledo. En 1571 la parte del convento estaba ya más o menos concluida; en 1572 se comenzó la “casa del rey” y en 1574 la Basílica, finalizada en 1586 y consagrada en 1595, fecha que puede considerarse la del final de la Obra, aunque la última piedra se colocase en 1584 y la tarea decorativa se prolongase algunos años. El rey supervisó con cuidado toda la construcción.

El Monasterio quedaba aislado en medio del campo, con sólo unos edificios de servicio para el palacio y el monasterio: las dos casas de oficios y la Compaña. Pero Carlos III ordenó la creación de una pequeña ciudad cortesana cuyo arquitecto fue Juan de Villanueva, quien asimiló a su formación clasicista italiana el espíritu nacionalista que El Escorial adquirió para la cultura de la Ilustración española. Destacan entre sus obras la Casa de Infantes y la del Ministro de Estado.

LOS ESPACIOS SINGULARES DEL MONASTERIO

PATIO DE REYES

Era la puerta principal del edificio y recibe este nombre porque está presidido por los seis reyes de la tribu de Judá elegido por su participación en la construcción del Templo de Jerusalén. El promotor de ese templo fue el Rey Salomón considerado el alter ego de Felipe II en el Renacimiento.

BASÍLICA

Considerada el punto neurálgico del edificio constituye una obra maestra de la arquitectura española del Renacimiento español. Está construida en sillería de granito y su planta de cruz griega forma un cuadrado de 50 metros de lado.

Destacan los cenotafios reales de Carlos V y Felipe II a ambos lados del altar realizados por Pompeo Leoni en bronce dorado.

BIBLIOTECA

Es el lugar donde mejor se comprende que el Monasterio está construido en honor a la Monarquía, a la Fe, a las ciencias y a las artes. Sobresale en la Biblioteca la bóveda de 54 metros de largo pintada por Pellegrino Tibaldi y en la que se representan las siete artes liberales, la Teología y la Filosofía.

PANTEÓN DE REYES

Aunque el proyecto de Felipe II no se concluyó hasta el reinado de su nieto Felipe IV, en el Panteón Real están enterrados los Reyes Españoles desde Carlos V, exceptuando Felipe y Fernando VI que fueron enterrados en la Colegiata del Palacio Real de la Granja y en las Salesas Reales respectivamente.

SALA DE LAS BATALLAS

Es una sala con enorme valor simbólico y en tiempos del rey Felipe II los visitantes y embajadas que le visitaban debían pasar previamente por esta gran sala. En las paredes están representados los grandes triunfos militares de los Austrias y sus antecesores.

JARDINES DEL MONASTERIO Y DE LAS CASITAS

Dos lados del Monasterio –norte y oeste- están flanqueados por la lonja, y los otros dos por los jardines en terraza, a la italiana, con trazados rectilíneos de boj podado en recuadros. A lo largo de la fachada sur y parte de la oriental se extiende, bajo las ventanas de las celdas monásticas, el jardín de los frailes. Más allá de éste, en un nivel inferior, se encuentra la huerta que también estaba organizada mediante calles rectilíneas.

La terraza al este del edificio está ocupada por otros jardines cerrados, similares en todo al de los frailes pero separados de éste por muros con hornacinas puesto que estaban destinados a las personas reales, ya que rodean la Casa del rey y amenizan la vista desde las ventanas de palacio.

BOSQUE DE LA HERRERÍA

Bosque de La Herrería es un espacio natural de gran valor histórico y paisajístico dentro de la Comunidad de Madrid, situado junto al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, al noroeste de la capital. Su superficie total es de 497 hectáreas.

Constituye un típico bosque mediterráneo de hoja marcescente (roble melojo o rebollo), transicional entre el bosque caducifolio (fresnos) y el bosque de hoja persistente (encinar) de acusada continentalidad, con relieve suave ondulado e importantes afloraciones graníticas, atravesado de poniente a levante por el río Aulencia. Asimismo, es sobresaliente el arce también singular situado en la Silla de Felipe II. Las especies arbustivas predominantes, que forman un sotobosque importante en las zonas no adehesadas, son los majuelos, los endrinos, los escaramujos, las zarzas, las retamas, y las genistas. En las dehesas los pastos son ricos y abundantes.

La diversidad faunística de La Herrería es considerable, si bien la presencia constante de visitantes hace que ésta sea esquiva. Los mamíferos más emblemáticos que habitan el bosque son los corzos, los jabalíes, los zorros y las garduñas, habiéndose constatado la notable presencia del gato montés y la nutria. Hay multitud de pequeñas aves insectívoras como herrerillos, carboneros, papamoscas; y otras como mochuelos, arrendajos, y pájaros carpinteros. Destacan la presencia de cormoranes, abejero europeo, pico menor y la chova piquirroja. En las alturas podemos observar buitres, águilas reales, halcones peregrinos, aguilillas calzadas, busardos ratoneros y milanos. Entre las especies de reptiles destacan la culebra de escalera, culebra bastarda, lagarto ocelado, lagartija colilarga y salamanquesa común.

El Bosque de La Herrería fue declarado Paisaje Pintoresco en 1961, y actualmente está comprendido en la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves. Toda su superficie está abierta al uso público y la gestión de Patrimonio Nacional trata de compatibilizar su disfrute con la conservación del medio natural.