La fotografía del día es de Eduar (@salinas_photop). Imagen del retablo de la Catedral Vieja de Salamanca presidido por la Virgen de la Vega.

La obra más conocida de la Catedral Vieja de Salamanca es el impresionante retablo mayor, realizado entre 1430 y 1450. Aunque tradicionalmente se ha venido atribuyendo a Nicolás Florentino, investigaciones contemporáneas reconocen, por lo menos, tres autores trabajando en las tablas que lo componen. Así, se cree que el encargo se realizaría al pintor italiano Daniel o Dello Delli, que vendría a Salamanca con sus hermanos Sansón y Nicolás Delli, este último conocido como Nicolás Florentino, que fue quien después contrató con el cabildo la realización del fresco del Juicio Final que culmina el retablo. En una obra de semejante envergadura, el taller venido de Italia forzosamente tuvo que contratar artistas locales, de ahí que también se aprecien otras manos.
El retablo se organiza mediante un estrecho bancal con efigies de profetas sobre el que se superponen once calles y cinco cuerpos que acogen cincuenta y tres tablas de pintura y una imagen del siglo XII de la Virgen de la Vega, patrona de la ciudad, procedente del desaparecido monasterio de Santa María de la Vega, según modelo bizantino, con figura inmóvil que muestra al Niño al fiel, y cubierta con bronce sobredorado con incrustaciones de esmaltes y piedras preciosas, una labor de talleres salmantinos que denota influencia de la Escuela de Limoges.
En cuanto a las cincuenta y tres tablas, enmarcadas por molduras de talla dorada formando arcos de medio punto angrelados que en el cuerpo superior aparecen, a su vez, enmarcados por frontón, desarrollan uno de los ciclos iconográficos de la Salvación más completos del arte europeo, que empieza con la Vida de la Virgen, desde su nacimiento, continúa con la Infancia de Cristo y su Vida pública, y culmina con la Pasión y Glorificación de Cristo y la Virgen, con escenas ordenadas de abajo a arriba y de izquierda a derecha que van narrando todos los episodios con detalle.