Una ruta guiada descubre el rico patrimonio monumental y cultural de San Felices de los Gallegos
La villa de San Felices de los Gallegos ha añadido un nuevo atractivo a su siempre interesante visita con la oferta de visitas guiadas que muestran el rico patrimonio monumental y cultural de este pueblo salmantino que desde el año 1965 ostenta la distinción de Conjunto Histórico-artístico. La ruta incluye un recorrido por las calles de la villa y la visita a algunos de los monumentos más importantes de esta villa medieval: la iglesia del convento de las Madres Agustinas, la iglesia de Nuestra Señora entre Dos Álamos, el Museo del aceite ‘El Lagar del Mudo’, el Museo de la Cantería y el Aula de interpretación del Castillo.
«San Felices tiene mucho patrimonio que mostrar», afirma el alcalde de la villa, Francisco de la Cruz. El Ayuntamiento puso en marcha en agosto esta iniciativa «que está teniendo muy buena acogida y espero que continúe así estos meses» añade el alcalde.
Muchos han sido los turistas de paso por la villa, los veraneantes que han pasado sus vacaciones en los pueblos de la zona, y también los oriundos de San Felices que se han apuntado al recorrido por las calles y los monumentos más significativos de la villa, dirigido por Daniel Cangas. Para establecer el itinerario guiado «hemos contando con todos los recursos que tenemos, tanto públicos como privados» explica el alcalde. Aparte de las visitas «todo lo que se haga en el pueblo beneficia al pueblo» añade Francisco de la Cruz.
El regidor de la villa, anuncia su intención de «hablar con Patrimonio para que nos permitan poner una señalización adecuada de todo lo que hay en el pueblo y así facilitar también las visitas particulares» en una apuesta por dar a conocer este rincón y toda la comarca del Abadengo. «Estamos muy alejados y por eso aún no somos conocidos, a pesar de tener mucho que mostrar», afirma el alcalde, que se muestra convencido de que «todo lo que se haga en el pueblo beneficia al pueblo, y a toda la zona».
La ruta por la historia y el patrimonio monumental y cultural
La ruta se inicia en la Plaza, a las puertas del edificio que alberga el ayuntamiento, donde los turistas son recibidos por el guía, Dani Cangas, un vecino de San Felices que domina la historia, el patrimonio, las tradiciones de la villa, a pesar de afirmar «yo soy de ciencias puras». A lo largo de las más de 2 horas de duración Dani demuestra ser un gran conocedor de su villa y un buen transmisor de historias, curiosidades y anécdotas, que sorprenden incluso a los sanfeliceños de toda la vida, que se están apuntando a la visita guiada con el ánimo de descubrir algo nuevo en las calles de ‘El pueblo más bello de Castilla y León en 2020’, una elección por votación popular que reconoce la belleza de esta villa medieval salmantina «algo que nosotros ya sabíamos» afirma Daniel Cangas.
El guía empieza explicando el origen de la villa y el territorio que se remonta a los Vetones, como atestiguan el Burro de San Antón (el verraco instalado frente a la ermita de Jesús Nazareno, o de ‘El Cordero’), las piedras grabadas con figuras de animales que estarían en la muralla del castro y ahora están en el castillo, o el cementerio de la Rodavila que coincidiría con la ubicación del castro vetón, aunque no está confirmado por los expertos en arqueología.
De la época romana son vestigio una vía romana catalogada, que está enterrada, la fuente Oscura y la fuente del Puerto y el puente de la Rodavila, a la entrada del pueblo, una estela fragmentada, un trozo de la muralla….
La fundación legendaria de San Felices se produce en plena reconquista, en el año 690, cuando don Félix, obispo de Oporto, manda fundar aquí un pueblo, en honor a san Félix, y como pobladores envió ‘una colonia de galegos’, «no de Galicia sino de la región de Galecia (Galicia, Asturias, León, Zamora…) y así se acabó completar el nombre de la villa San Felices de los Gallegos» explica Dani.
De camino al convento de las Madres Agustinas, el guía se detiene en la aledaña Plaza de los Señores del Ron para seguir contando la historia de la villa sanfeliceña, la época árabe (de la que procede el cultivo del almendro, tan arraigado aún en toda la ribera del Águeda), la concesión a San Felices de la celebración del mercado semanal por Sancho IV el Bravo, y otros episodios de la complicada historia vivida en el Medievo, cuando se están formando los reinos de Castilla y Portugal y se está peleando por las fronteras. San Felices pasó de manos de los castellanos a las del rey portugués don Dionis que decidió que había llegado el momento de construir un castillo en esta villa fronteriza, así como una muralla protectora, la hoy conocida como ‘la cerca vieja’, uno de los cinco recintos amurallados que llegó a tener esta villa. Años después don Dionis casa a su hija Beatriz con Sancho de Castilla, y ya viuda Beatriz se traslada al castillo de San Felices con su hija Doña Leonor de Alburqueque, la que fue madre de cuatro reyes y abuela de Fernando el Católico.
El importante patrimonio religioso de San Felices
Con la visita a la iglesia del convento de las Madres Agustinas, fundado en el siglo XVI por Petronila Cuadrado, limosnera de los Reyes Católicos, se inicia el apartado dedicado al patrimonio religioso de San Felices. En este pequeño templo se conserva en perfecto estado un órgano del siglo XVII, un retablo del siglo XVI y algunas imágenes, como la de la Virgen de la Correa, a la que se le atribuyen dotes como partera: la tradición legendaria afirma que la colocación de la correa de esta Virgen sobre el vientre de la parturienta ayudaba a dar a luz, especialmente en caso de partos complicados.
Siguiendo con el patrimonio religioso, el guía recuerda que en San Felices había un convento de frailes dominicos, el de San Juan Letrán, levantado en el siglo XV y destruido a raíz de la ‘Desamortización de Mendizábal’. Prácticamente fue destruido, pero encontramos restos del convento por toda la villa: las columnas con capiteles del ayuntamiento procederían del convento así como una arcada en la fachada de una casa, hoy en obras…
La iglesia parroquial, el templo de estilo románico del siglo XII que tuvo posteriores ampliaciones en los siglos XIV y XVI, es sin duda la construcción religiosa más destacada de San Felices. El templo conserva una puerta románica, con capiteles grabados. En su exterior, en la pared que da a la Plaza del Grano, se conservan una serie de pequeños capiteles y en uno de ellos se puede adivinar la imagen de una tortuga -con su caparazón, patas, cabeza y cola-, una curiosa imagen que tratan de identificar los turistas que participan en la ruta guiada.
El Arco de las campanas, lugar de referencia en la historia de la villa
Frente a la puerta románica del templo se encuentra el Arco de las Campanas, campanario que formó parte de una de las torres defensivas de alguna de las murallas defensivas, y lugar de referencia en la historia de San Felices de los Gallegos. La lucha por el trono de Castilla entre Juana ‘la Beltraneja’ e Isabel ‘La Católica’ también se vivió en la villa salmantina, enfrentamiento que se cerró con el motín de los lugareños que terminó con el alcaide de la villa en representación del infante portugués, Gracián de Sessé, colgado y lapidado en la torre de las campanas.
El suceso tuvo como consecuencia la entrega de la villa por parte de los Reyes Católicos a García Álvarez de Toledo, primer Duque de Alba. Era el año 1479 y el nuevo señor de San Felices quitó todos los privilegios que hasta entonces había tenido la villa y estableció el impuesto del Noveno, por el que los lugareños le tenían que entregar la novena parte de las cosechas (excepto de la producción del vino). El pueblo denunció lo que consideraba un impuesto injusto y 400 años más tarde obtuvo una sentencia favorable a la petición de anulación. Este triunfo del pueblo contra la Casa de Alba se sigue celebrando cada año, en torno al día 11 de mayo, en la Fiesta del Noveno, fiesta de interés turístico de Castilla y León, con encierros a caballo y espectáculos taurinos que tienen como escenario la única plaza de carros de labranza que se conserva en nuestro país.
Los Museos del Aceite y de la Cantería
La ruta guiada que continúa por las calles de la villa permite descubrir otros vestigios de la historia de San Felices: grabados en piedra en dinteles de puertas y ventanas con símbolos de los templarios, de los judíos, o que indicaban la casa del cantero, alfarero, tejero y otros oficios artesanos del medievo… por las calles La Rosa, o los Pozos.
En este punto el guía hace referencia a las industrias u oficios de la actualidad en San Felices: la ganadería, la cooperativa de aceite creada, entre otros, por productores de San Felices y radicada en Ahigal de los Aceiteros, una reciente apuesta por recuperar una variedad autóctona de vino y la fuerte apuesta por el turismo rural que realizaron ya hace unos años varios emprendedores, vecinos de la villa, y que hoy están en pleno funcionamiento.
Al final de la calle Los Pozos se encuentra la ermita de los Remedios, un pequeño templo restaurado hace unos años, una de las 3 ermitas que se conservan en la villa, donde llegó a haber hasta 14 ermitas con sus respectivas cofradías.
A pocos metros del pequeño templo se ubica el Museo del Aceite, ‘El Lagar del Mudo’, la almazara que estuvo en activo hasta mediados del siglo XX, transformando en aceite la aceituna recogida en San Felices y otros pueblos del entorno. Su fidedigna reconstrucción, a iniciativa de los nietos del Mudo, fue reconocida con el premio Europa Nostra 2002.
La visita a este museo nos acerca paso a paso a una de las actividades tradicionales del campo en el oeste salmantino. En el patio se conservan intactas las lagaretas, donde se almacenaban las aceitunas antes de ser molturadas, así como una gran piedra molendera. En el interior del museo se muestran los utensilios utilizados desde la época romana, piedras molenderas, aceiteras, cántaras, tinajas y otros recipientes para almacenar y conservar el aceite.
Pero el núcleo, el atractivo central es la infraestructura de la almazara que acerca a: los cestos donde se echaban las aceitunas, el molino de sangre (impulsado por hombres o por mulos), las piedras molenderas que machacaban los frutos hasta conseguir una pasta, el pozo de agua, la canalización (un caminito de piedra en el suelo) que sale desde el pilón, los capachos de esparto donde se colocaban la pasta, las prensas de madera (artilugio formado por dos grandes vigas y sendos tornillos de sinfín, las piedra donde se ejercían la presión sobre los capachos, hasta conseguir el líquido, el alpechín y el aceite, que luego era recogido en tinajas…
El segundo museo que se visita en la ruta es el dedicado a la Cantería. Los canteros han tenido mucha importancia en San Felices de los Gallegos, por su trabajo en los monumentos, pero también en las construcciones particulares. La piedra, concretamente el granito, es protagonista destacada en esta villa, que fue reconocida con Conjunto Histórico Artístico en el año 1965.
En el museo de la Cantería, abierto en abril de 2010, se expone una reproducción del Burro de San Antón (el verraco vetón de San Felices) y una representación de las tumbas antropomórficas de la Rodavila, y una imagen a tamaño de un cantero local, Claudio Holgado.
El origen de la piedra, la roca tectónica, los berrocales, el granito, la piedra por excelencia del oeste salmantino se explica con textos e imágenes y con una muestra de los 4 tipos de granito procedentes de las 4 canteras que se localizan en San Felices: el granito del hospital, (la piedra negra utilizada en el altar de la iglesia), el de la lancha blanca (que se puede ver en las cornisas del ayuntamiento), el de los berrocales -utilizado en las construcciones defensivas: las murallas y el castillo de don Dionis- y el de las Valdesencinas (que se empleó en edificios como el convento de la Pasión y la Alhóndiga.
En la planta baja del museo están recogidas distintas piezas de piedra encontradas en la villa: pilastras, una estela romana fragmentada, una piedra del molino…
La exposición se completa con una representación de los oficios de San Felices: alfareros, tejeros… y con fotografías de los edificios más destacados de la villa, como La Alhóndiga de los Duques de Alba y la ermita de Jesús Nazareno.
El castillo que fue donado al pueblo por don Paco
La ruta finaliza en el castillo, la fortificación levantada por el rey portugués don Dionis a finales del siglo XIII, y que fue salvada de su destrucción el siglo pasado gracias a la intervención de un vecino de San Felices, Ángel De Dios García que pidió dinero prestado para comprarlo y así consiguió que la torre se quedara para siempre en la villa. Años después su hijo, don Paco, capellán del convento de las monjas durante muchos años consiguió, con el apoyo de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, la recuperación del interior del castillo, que hoy acoge un aula interpretativa de la ruta de las Fortificaciones de Frontera. En el año 2013, poco antes de su muerte, don Paco donó el castillo -el emblema de la villa- al pueblo de San Felices de los Gallegos.
Las visitas guiadas por San Felices de los Gallegos están programadas para los viernes, sábados, domingos y festivos. La salida está prevista a las 11 horas y a las 16 horas, desde la puerta de la casa consistorial, en la Plaza de España. La duración de la ruta es de 2 horas y el coste de 3€ -gratis para los menores de 5 años-. Se ha establecido un máximo 10 personas por grupo.
Para el resto de los días y para grupos hay que consultar disponibilidad, poniéndose en contacto a través del teléfono 619 557184 o al correo electrónico turismosanfelices@gmail.com
También se puede recibir más información en el Twitter: @turismosanfe1 y en el Facebook Turismo San Felices.