La fotografía de hoy es de Álex Gutiérrez. Imagen del Patio Chico donde se pueden ver las dos catedrales, que forman una sola, como sede del Obispo diocesano.
Al contrario que la puerta Norte que desde su construcción siempre estuvo cegada e inaccesible, su gemela, la Puerta Sur, fue utilizada desde un pequeño atrio elevado accesible desde el nivel de la calle por una escalinata. Este atrio tuvo el suficiente cerramiento como para recibir el apelativo de «Patio», por estar flanqueado a la derecha por el muro de la sacristía de la Catedral Nueva y a la izquierda por el ábside de la Catedral Románica o Vieja y además recibir el calificativo de «Chico», por su reducido tamaño. Sin embargo es más posible que el término «patio» provenga de la deformación de la palabra atrio y «chico» de su menor tamaño comparado con el «atrio grande» de la catedral por la plaza de Anaya. Desde allí luce sobremanera el hermoso cimborrio gallonado de la Catedral Vieja que los salmantinos siempre conocimos como la Torre del Gallo, por rematar con una curiosa veleta de hierro con la forma de esta ave que en la simbología cristiana representa la victoria sobre el mundo de la noche y las tinieblas. Hoy, el pequeño atrio se ha convertido en una escalinata con sucesivos descansillos.
Las huellas visibles sobre los muros exteriores de las capillas de Talavera y Santa Bárbara demuestran la presencia de construcciones, derribadas a partir de 1890, que estrechaban la calle de acceso al Patio Chico desde el sur. Calle que antaño recibía el nombre de Setenil y desembocaba en la llamada, en otros tiempos, plazuela de la Catedral Vieja, que además del Patio Chico contenía la Puerta de Acre y en la que también desembocaban las calles del Acre (Doyagüe desde 1843) y de los Leones (actualmente del Arcediano).