Duque de Wellington

El pasado 14 de septiembre fue el aniversario de su muerte en el año 1852. Es el único con nacionalidad extranjera que tiene un medallón en la Plaza Mayor de Salamanca y muy merecido por su ayuda a expulsar a los franceses de nuestra tierra.

Comandó a las fuerzas aliadas durante la guerra de la Independencia española y en 1812 fue nombrado general en jefe de todas las tropas españolas de la Península Ibérica.1​ Expulsó al ejército francés de España e invadió el sur de Francia.

Victorioso y elevado a la condición de héroe en Inglaterra, continuó luchando en Europa para mandar las fuerzas anglo-aliadas en la batalla de Waterloo, tras la cual Napoleón Bonaparte fue exiliado permanentemente a la isla de Santa Elena.

El duque de Wellington está considerado como uno de los héroes más aclamados de la historia del Reino Unido. Su fama iguala o incluso supera a figuras tan conocidas como el vicealmirante Horatio Nelson, Winston Churchill o el también mariscal de campo Bernard Montgomery. Su mansión londinense (Apsley House) está abierta al público como museo y exhibe los numerosos regalos que recopiló, obras de arte y objetos de lujo, obsequiados por varios gobiernos y casas reales.

Salamanca

Ya dentro de España, después de romper el cerco a la fortaleza de Badajoz el 6 de abril de 1812, la población de la plaza fuerte sufre 72 horas de saqueos y violaciones por parte de los franceses tras localizar los almacenes de aguardiente portugués. Vuelve a derrotar a los franceses en la batalla de los Arapiles, llegando a Madrid el 12 de agosto de 1812. Sobre esta época se le hizo conde de Wellington.

Por su ayuda a España en la guerra contra Napoleón se le concedió el Ducado de Ciudad Rodrigo, la Gran Cruz de la Orden Nacional de San Fernando,​ y el Toisón de Oro., a pesar de su deslealtad cuando ordenó bombardear las manufacturas textiles en Béjar, competencia de las inglesas, y la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro de Madrid, acusando a las fuerzas napoleónicas, que ya habían evacuado la ciudad.

Wellington se retiró de la vida política en 1846, aunque retuvo su puesto de comandante en jefe del Ejército, y volvió brevemente a la luz pública en 1848, cuando ayudó a organizar las fuerzas de protección de Londres durante el año de la revolución europea. Murió en 1852 y fue enterrado en un sarcófago de un raro granito llamado «luxulyanito» en la catedral de St. Paul.

En 1838, la propuesta de erigir una estatua de Wellington se concretó con la construcción de una gigantesca estatua ecuestre que fue emplazada en Constitution Hill, en Londres, justo frente a su antigua residencia de Apsley House, en 1846. Debido a la enorme escala del monumento, de 40 toneladas y 10 metros de altura, fue retirada en 1883, y al año siguiente se transportó a Aldershot, donde aún permanece, cerca de la iglesia de la guarnición real.