[El Rincón de Daniel de la Iglesia Bonal] La Pegatina en Salamanca
¿El disco que habéis sacado en la pandemia cómo ha sido?
Íbamos a grabar el disco en abril del 2020, como no podíamos hacíamos reuniones todos los lunes con el productor, Tatu de la Torre a través de zoom, no sabíamos cuándo iba a pasar todo lo de las restricciones para ver si podíamos grabar o no. Con lo cual cada uno desde su casa empezó a mandar ideas de cada uno de los temas. Empezamos a montarlo desde casa. A la que se puedo, en game 1, en mayo empezamos a ir al estudio de uno en uno. Con lo cual ha sido el primer disco que no hemos reproducido en el estudio. Por eso hay mucho de cada uno en este disco.
¿Qué se espera del disco nuevo?
Es un disco de colaboraciones de grupos europeos y latinoamericanos. Con muchos de ellos hemos hecho las canciones a medias, con lo cual hay mucho de cada uno, y ha habido fusiones entre bandas y estilos.
¿Qué cambio ha habido desde que vinisteis hace 8 años?
Que los periodistas ahora son mayores de edad (risas) -Todavía soy menor eh- Entonces nada (risas) Vinimos en 2013 a presentar “Eureka” un disco que a nosotros nos funcionó muy bien. Y ahora estamos en un momento en el que llevamos una trayectoria de 18 años. Somos una banda que somos un clásico prácticamente, La Maricarmen no puede faltar en las verbenas de los pueblos. Hemos sacado muchos discos de por medio y han pasado muchas cosas.
Punto de inflexión…
Cada uno es que ha sido un paso a más… No puedo destacar uno precisamente por eso, cada uno ha ido a más. En el cuarto disco empezamos a llegar a todo el mundo, ya hemos sacado “Maricarmen”. Luego vamos con un productor argentino… Con cada disco vamos creciendo tío.
En la nota de prensa que mandaron a los medios destacan que La Pegatina están preparados para el ahora como nunca.
De vez en cuando uno es capaz de orquestar con éxito su propia revolución personal como le ha pasado a La Pegatina en su nuevo trabajo «Ahora o Nunca» (DRO, Warner). Está concebido desde la matriz de la banda, macerado junto al mejor aliado posible, el productor Rafa Arcaute, más cinco colaboraciones de lujo: Macaco, Rozalén, Los Caligaris, Will and the People o Eva Amaral. En abril despertará emociones fuera de casa.
El cóctel de modernidad, frescura, improvisación, unido a sus quince años al pie del cañón, más de mil conciertos en treinta países, siete discos, dan como resultado un sexto álbum de estudio rico en matices y tiempos. El grupo abre nuevos horizontes sonoros sin perder a nadie por el camino.
Pero empecemos por el principio: el día en el que todo cambió. Después de ponerse reivindicativos hacia fuera en «Revulsiu» y de crecer gracias a esa gran academia de aprendizaje que supuso el proyecto de La Gran Pegatina, iniciaron pequeñas batallas internas previas a la guerra final. El libro «Siddhartha» de Hermann Hesse, sobre un joven hindú en busca de su derrotero vital, estaba sobre la mesa.
Esa primera inquietud existencial aparece condensada en sus nuevas letras: deseos de cambio interior, de contemplar la vida desde la tranquilidad, la diversión, volver a los orígenes sepultados por el ajetreo de la sociedad actual. Necesidades vitales plasmadas en canciones como Ahora o Nunca, un ciclón con aires balcánicos junto a Macaco sobre la pérdida de la esencia de las ciudades, la furia contra la farsa. O en Eh, Madame, un himno en catalán: el suelo me está quemando, el ritmo ya me está elevando.
El segundo salto pasa por el sonido y la producción a cargo de Rafa Arcaute (Calle 13, Andrés Calamaro o Diego Torres). Alejado del universo «pegatina» ha leído entre líneas, extraído todas sus voces y multiplicado los encantos de su personal materia prima. La rumba o el ska desaparecen como tal por primera vez en su trayectoria o se difuminan con otros géneros -como sucede en Son que son- jugando alternativamente con el country, el folk, rock, los ritmos latinos o africanos.
Destacan las bases cargadas de texturas, trompetas, coros, programaciones. Una radiografía moderna: la ves desde lejos, te gusta, pero no logras identificar todos los elementos en su totalidad. Cuando te acercas en cada escucha sí, reconoces la esencia de siempre reforzada con nuevos riffs de guitarras, la mandolina, la trompeta, el acordeón, un amplio abanico de percusiones como el xilófono y potentes arreglos de viento. Sucede así en el alegato colectivo Stand and Fight junto a los británicos Will and the People, una canción tabernera en inglés con espíritu celta que esconde una gralla disfrazada de banda de gaitas.
Los temas resultan en muchos momentos épicos como en un Solo yo sin estribillos sobre el egoísmo en las relaciones de pareja, mágicos como la emotiva La Tempestad con una Eva Amaral hasta rapeada, o bailables y cálidas como en la salsera Mama.
La soledad es un punto de partida en Algo está pasando, un vestido lleno de sinceridad a medida de María Rozalén: hago de trizas corazón y en cada rincón aprendo a ser como quiera. La libertad, dentro del merengue-reggae de Y volar, es saber vivir -con Los Caligaris-. Incluso nos animan a seguir a pesar de los nervios en Dale! porque la música, como la vida, está para jugar sin presiones.
La última gran revolución de una pegatina mayúscula no depende de ellos, pasa por lo que cada uno encuentre tras la portada infinita del disco obra del ilustrador LaPrisaMata. Ya eran los reyes de lo alternativo, nunca dejarán de serlo. Sin embargo, ahora acceden a un baile más heterogéneo, completo, radiable y global: a la fiesta de quince se viene alunizado, graduado en providencias fugaces.
Este álbum es un escenario donde entramos todos. Durante la semana de su presentación, fletarán un autobús para llenar de música las calles de Madrid y varios de sus campus universitarios. Además, tendrán su propio bar en la capital con derecho de admisión reservado a seguidores.
La Pegatina se expande libre, aterriza en distintas dimensiones de aeropuertos internacionales. “Siddhartha» significa «aquel que alcanzó sus objetivos». En “Ahora o Nunca” el grupo materializa sueños, la revolución interior sale al exterior. La Pegatina está preparada para el ahora como nunca.