La capilla santa Catalina de la Catedral Vieja de Salamanca acoge hasta el 2 de octubre la exposición “El vuelo del ángel”, del pintor abulense Luciano Díaz-Castilla. Una exposición en la que artista presenta 93 piezas dedicadas a estos seres de luz. Piezas que se muestran al público en cuatro retablos con 9 cuadros de ángeles, otros tres retablos con otros 15, y doce ángeles distribuidos en la sala individualmente.
Esta colección de ángeles “surge del fondo del ser” como ha destacado Díaz-Castilla, “no surge de la mente ni el pensamiento, sino desde el fondo del alma, desde el interior más íntimo” y en la que ha querido representar el vuelo de estos seres. “¿Cómo representar el vuelo de lo invisible que es un ángel?”, se pregunta. “Nosotros los pintores a través del tiempo los hemos expresado mediante figuraciones, pero yo quería que en estos ángeles, este vuelo del ángel fuera un vuelo del espíritu, de líneas, de formas sin forma”, reflexiona sobre su obra.
“El vuelo del ángel” es una muestra muy espiritual que la pandemia del coronavirus obligó a posponer su inauguración, prevista para la primavera de 2020, y que se presenta al público precisamente el 2 de agosto coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, el mismo día que nació el primer cuadro de esta colección en 2018. “El día de Nuestra Señora de los Ángeles. Mi mujer se llama María Ángeles y es mi ángel”, afirma el pintor abulense. Ella sirvió de musa al artista y “el primer ángel fue para ella”, un cuadro que está situado en el centro de uno de los retablos. “Después estuve tres o cuatro meses sin hacer nada, y ahí fue surgiendo esta colección de ángeles”, explica.
Expresar lo imperceptible
Los ángeles que presenta Díaz-Castilla se muestran sin rostro, “no pueden tenerlo. El rostro lo ponemos nosotros y la figuración que hacemos de lo invisible y de la trascendencia y de todo ello que no vemos. Lo invisible se hace visible en nuestro interior”, afirma el autor. Intuición, vivencia y evidencia, son las tres palabras que han conducido a este artista a representar estas figuras con las que pretende que al contemplar su creación los visitantes “entren dentro de cada ángel,” y “sientan aquello que tienen en su interior”.
A lo largo de su trayectoria Luciano Díaz-Castilla ha perseguido siempre la luz “porque nací en el valle de la luz y del color. Desde Gredos resbala la luz sobre el Valle del Corneja y yo la aspiro como un pintor que tiene siempre la luz cenital que es nítida, y contemplo sus cielos. Esos cielos que los traigo en esta colección de ángeles”, sentencia el artista.
El deán del Cabildo Catedral, Antonio Matilla y el director del Servicio diocesano de Patrimonio Artístico, Tomás Gil, han agradecido al artista que haya pensado en la capilla de Santa Catalina para estrenar su nueva exposición ‘El vuelo del ángel’”.
“La temática de la exposición es muy actual para iluminar la oscuridad, la soledad que hemos sufrido y estamos sufriendo en la actual pandemia”, ha señalado el déan en la inauguración. “Poder mostrar y contemplar la trascendencia y lo más hondo de la espiritualidad cristiana por medio de la obra de un pintor de la categoría de don Luciano, es un privilegio para el Cabildo y también para nuestros visitantes que van aumento”, ha destacado Matilla.
Santa Catalina, la capilla de los ángeles
El lugar elegido para la exposición, la capilla de Santa Catalina, no es casual. “Ésta es la capilla de los ángeles de la Catedral de Salamanca”, afirma Tomás Gil. Para entender este calificativo “hay que levantar la mirada hacia arriba, hacia las bóvedas. En los nervios de las bóvedas están representados los ángeles interpretando música, cantando la Gloria de Dios en su Hijo Jesucristo, en Santa María Virgen y en Santa Catalina, que son las claves de estas bóvedas”, explicaba el responsable del Servicio de Patrimonio artístico de la Diócesis de Salamanca. “Estos ángeles realizados a finales del siglo XV entran perfectamente en diálogo y en contrapunto con los ángeles de Díaz-Castilla del siglo XXI”, afirma.
Los ángeles de las bóvedas de Santa Catalina son de escultura de piedra policromada “donde los espiritual acaba convirtiéndose en materia estética, en una bendición descendente”, y como contrapunto, los de Díaz -Castilla “son pinturas realizadas desde el sentido material para llevarnos a lo espiritual. No hay enfrentamiento entre estos dos modos de representar y comprender a los ángeles en este periodo”, aclara Gil. “Es la luz la que les une, y la luz es Cristo, ellos son los portadores de la luz. Por eso se produce una experiencia religiosa y la experiencia estética, consideradas como una bendición ascendente y descente. Una belleza que nos debe llevar a una transformación de lo que comunican estos ángeles”, destacaba Tomás Gil en el acto de inauguración de la exposición.
Diócesis de Salamanca