La fotografía de hoy es de Rosa Sánchez. Una imagen de la ermita del Cristo de Cabrera.
La propia fotógrafa nos explica que esta ermita está situada en el término municipal de Las Veguillas en medio de dehesas cubiertas por robles y encinas en las que habita ganado bravo.
Según la leyenda, en estas dehesas un pastor encontró, en el hueco de una encina, una imagen de un Cristo crucificado. La imagen, de estilo románico del siglo XI, era de tal tamaño que no podía sacarla del tronco por lo que pidió ayuda a unos labradores para trasladarla hasta Llen (hoy día un anejo de Las Veguillas). Tras colocarla en un carro, al pasar la dehesa de Cabrera los bueyes se pararon en seco y a pesar de los muchos intentos no tiraban adelante, motivo por el que dedujeron que el Cristo quería permanecer allí. Para custodiarlo se construyó una sencilla ermita, pequeña y encalada en blanco, y más tarde, adosado a la ermita, un convento de monjas carmelitas descalzas. El Cristo de Cabrera pronto se convirtió en una de las imágenes más veneradas de la provincia de Salamanca siendo muchas las personas que se acercaban en peregrinación hasta él.
También se cuenta que en la Guerra de la Independencia las tropas napoleónicas intentaron destruir la ermita y quemar la imagen del Cristo, pero por más que lo intentaron la imagen no ardía. Años después, durante la Guerra Civil se intentó trasladar la imagen pero una vez más no fue posible ya que las ruedas de los carros de hundían en la tierra y los bueyes se negaban a caminar.
Las peregrinaciones hasta el Cristo de Cabrera se suceden a lo largo del año, mayoritariamente alrededor del 18 de junio, fecha en que se celebra la Fiesta del Cristo de Cabrera, recorriendo a pie los 30 kms que lo separan de la capital.