Antonio Matilla, deán de la Catedral: “Hay que concienciar a la gente de que la Catedral es la iglesia de todos”

Al nuevo deán de la Catedral de Salamanca le gusta sentarse a rezar en el penúltimo banco del templo viejo, porque allí encuentra la paz y el sosiego que precisa en este tiempo de pandemia. El pasado 10 de marzo fue elegido por el Cabildo Catedralicio, sustituyendo a su predecesor, el vicario general, Florentino Gutiérrez. Publicamos esta entrevista, publicada también en el canal de YouTube de la Diócesis de Salamanca, donde habla de los proyectos que tiene para la Catedral y cómo llenarla de vida diocesana.

¿Cómo afronta esta nueva responsabilidad de deán?

Sigo siendo un cura de pueblo y un chico de barrio, y vamos a intentar que la Catedral sea la iglesia madre de todos. Tiene un problema, y es que está en el fondo de la ciudad y habrá que atraer a la gente como podamos.

¿Qué nuevos proyectos se plantea para la Catedral?

A corto plazo, suprimir la pandemia, en lo que dependa de nosotros, y a largo plazo, hacer entrar en la Catedral a todos, especialmente, a los niños, a los artistas, a la gente de la calle… aquí tiene que entrar todo el mundo, porque es la casa de Dios y la de todos. Y, por supuesto, mantener el patrimonio que tenemos y a ser posible incrementarlo con arte del siglo XXI, en la medida en que podamos.

¿Algún proyecto en concreto?

De momento, aguantar y potenciar el turismo, para cuando se pueda, y tener previsto un pequeño plan para los niños de Infantil, Primaria y Secundaria, que puedan venir con sus profesores, porque son el futuro, los que vendrán después a ver la Catedral de otra manera.

 ¿Cuándo se iniciarán las obras en el atrio?
La reforma del atrio la queremos empezar cuanto antes, pero depende del Ayuntamiento. En cuanto a otras obras, hay una ventana de la Catedral Vieja que amenaza ruina y eso puede ser peligroso. Y hemos puesto wifi por toda la Catedral. Y más obras no queremos hacer, entre otras cosas, porque llevamos un año sin ingresos, salvo obras de emergencia y mantenimiento, y cuidar al personal que es el activo más importante que tenemos.

 ¿Qué importancia tiene el personal de la Catedral?
El anterior deán consiguió un buen equipo de trabajo, tanto de sacerdotes como de laicos, y se trata de mantener eso. Durante la pandemia, ¿qué hicimos? Primero todos en casa, y en cuanto se pudo abrir, el personal se dedicó a pequeñas restauraciones, a limpieza general, al arreglo de algunos objetos, y no han parado. El problema es que no ha habido ingresos, ni siquiera se pueden hacer las colectas de Cáritas se han podido hacer.

 ¿Cuándo se podrá abrir la Catedral al turismo?
Eso dependerá de las autoridades sanitarias, y en la previsión más optimista diremos que se podrá abrir pausadamente los fines de semana a final de mayo, junio, pero no depende de nosotros.

 ¿Cómo se han adaptado las celebraciones a la pandemia?
Lo más difícil fue adaptarlo a la fase de aforo de 25 personas, contando el obispo, el monaguillo, el personal y los feligreses. Después, nos hemos ido apañando bastante bien.

¿Cómo se puede fomentar la vida diocesana en la Catedral?
Yo recuerdo haber venido a la Catedral en peregrinación desde Villares de la Reina, que tampoco es una distancia enorme, y fue muy edificante para la comunidad. Se trataría de hacer un poco eso, y una vez que vinieran, puertas abiertas, y en concreto con los sacerdotes, enseñarles lo que nadie ve, o a los consejos de pastoral de las parroquias, ofrecerles todo lo que podamos tener y ellos quieran usar.

¿Cómo se podría acercar a los niños la Catedral?
La empresa que gestiona el turismo ha aprovechado la pandemia para remozar cosas, y la audioguía infantil está muy bien, pero queremos ir más allá, y poder implicar a los profesores y a alguien del equipo de la Catedral, para que los niños puedan jugar por ella, porque si no juegan, todas las piedras les parecen de bronce. Pero si juegan pueden estar hora y media sin enterarse.

¿Qué destacarías de su predecesor?
De Florentino Gutiérrez destaco la tranquilidad con la que abordaba los problemas, la calma y el espíritu constructivo. Siempre buscaba soluciones positivas, y vamos a ver si consigo emularle un poco.

¿Qué legado le gustaría dejar tras ser deán?
La Catedral como está y un poco mejor, y si se pudiera por ejemplo empezar la restauración de las vidrieras, que no creo que se terminaran en mi etapa, porque en una Catedral pretender dejarla niquelada, es simplemente imposible, porque siempre hay algo que hacer. El asunto es responder responsablemente a lo que nos toque en cada momento.

Si tuviera que elegir un rincón de la Catedral para orar, ¿cuál sería?
El penúltimo banco de la Catedral Vieja, pero ahora está complicado con los andamios de la wifi y de otras cosas, ese sería el lugar que más me gusta, porque el Románico favorece la intimidad y la imaginación. A mí donde me gusta rezar realmente es en la naturaleza, y esto es naturaleza transformada por el arte. Me gusta más la Catedral Vieja, con ese retablo de fondo.

¿Cómo potenciar más celebraciones en la Catedral?
Hay que concienciar que esta es la Iglesia de todos. Con la pandemia no tenemos mucho dónde elegir, pero la Catedral sigue siendo la cátedra del obispo, y como tal, la iglesia madre, y aquí caben todos.