El firmamento de Salamanca más cerca desde Chamberí
Desde hace cinco siglos, el Cielo de Salamanca está al alcance de nuestros ojos a través de la obra pictórica que decoraba el techo de la Biblioteca de la Universidad. Con el impulso del sector turístico, incluso se puede subir hasta la torre de la Catedral, el segundo campanario más alto de España. Hoy, el firmamento de la capital del Tormes está aún más cerca gracias a las estrellas de la Unión Europea.
El Ayuntamiento, con la cofinanciación de fondos FEDER, ha creado el primer punto de observación astronómica de la ciudad, dentro de un entorno natural revitalizado mediante una amplia reforestación de las zonas verdes (se han plantado 145 árboles y 450 ejemplares arbustivos), la renovación de sus paseos y la creación de humedales para generar biodiversidad, dentro de la apuesta de Salamanca por ser una ciudad a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático.
El Parque de Chamberí, ubicado en un teso a 807 metros de altitud, permite no sólo disfrutar de unas vistas exclusivas del casco histórico de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad y Capital Cultural Europea, sino también de un privilegiado mirador para los amantes de la astronomía, aprovechando su elevada posición, así como la escasa contaminación lumínica de la zona. Un espacio saludable y para el ocio que forma parte de toda una Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI), Tormes+, para la regeneración de los barrios trastormesinos gracias a las políticas de cohesión de la Unión Europea.
Con el asesoramiento de la asociación Supernova, se han generado dos plazas, una en la zona norte y otra en la zona sur, situadas en las cotas más altas y rodeadas de una barrera vegetal. Esta agrupación universitaria, con cerca de 60 socios en la actualidad, fundada en junio del año 2015 por un grupo de estudiantes interesados en la Ciencia, fomenta en Salamanca el aprendizaje de la Astronomía y las Ciencias del Espacio, así como su divulgación entre la sociedad, gracias al apoyo de la Unidad de Cultura Científica e Innovación de la Universidad. Así lo hizo recientemente durante una observación astronómica, cumpliendo todas las medidas establecidas por las autoridades sanitarias respecto al uso de mascarilla, higiene de manos y distancia social en grupos no superiores a seis personas para evitar la propagación de Covid-19.
La experiencia fue muy positiva, pues después de medio año sin apenas actividad debido a la pandemia, el punto de observación astronómica habilitado por el Ayuntamiento de Salamanca permitió impartir la formación necesaria a los presentes, que pudieron contemplar numerosos planetas y constelaciones sin necesidad de desplazarse a campo abierto.
“Tener esta plaza astronómica nos da la posibilidad de ofrecer a todos los vecinos de Salamanca observaciones abiertas al público para así divulgar la astronomía y transmitir el entusiasmo que tenemos por ella. Seguro que gracias a este lugar podremos acercar a gente menos profesional, sobre todo familias. Es un sitio muy agradable en el que poder llevar a cabo pequeños talleres sin necesidad de viajar varios kilómetros, más lejos de Salamanca”, afirman los miembros de la junta directiva de Supernova.
El Parque de Chamberí de Salamanca es ahora el lugar desde donde conocer un poco mejor el universo, desde donde acercarse a los primeros pasos de Neil Armstrong en la Luna, desde donde aprender el nombre de las estrellas y constelaciones que nos rodean. Un lugar, al fin y al cabo, para difundir la pasión por la astronomía.
Salamanca y la astronomía, una histórica relación académica
La relación de Salamanca con la astronomía no es nueva. A finales del siglo XV, Fernando Gallego pintó el Cielo de Salamanca en el techo de la Biblioteca de la Universidad. Esta obra permaneció oculta sobre una bóveda durante años, hasta que en los años 50 del siglo XX fue encontrada, restaurada y trasladada al Museo de la institución académica.
Allí se representan, entre otras, las constelaciones de los signos del zodiaco Leo, Virgo, Libra, Escorpio y Sagitario, las constelaciones de Hércules, Serpentario, Hidra y Centauro, los vientos y las estrellas, a modo de recopilación del saber y la tradición de la época sobre la astronomía y la astrología.
Época en la que fue su máximo referente Abraham Zacut (Salamanca, 1452), quien precisamente escribió en la capital charra su obra más célebre, ‘La Gran Composición’.
Toda esta tradición académica se refrendó en 2018, con motivo del VIII Centenario de la Universidad, acogiendo la XIII Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía (SEA), que convirtió a Salamanca en un foro de astronomía de alto nivel, con más de 400 profesionales de todo el mundo.