La fotografía de hoy es de QuiqueVP. Una imagen de la cueva de La Mora o de la Reina Quilama en la sierra de Las Quilamas. Se encuentra en la zona de La Bastida en la localidad de Navarredonda de la Rinconada.
Cuenta el blog de senderismo de Casa Sierra Salamanca que hay una leyenda acerca de esta cueva, y que dice lo siguiente:
Oficialmente, el rey Rodrigo murió en la batalla de Guadalete en 711, luchando contra los invasores musulmanes que habían desembarcado en Gibraltar con la ayuda del gobernador de Ceuta. La leyenda (y otras fuentes extra oficiales) ponen en duda el lugar de su muerte y la sitúan en la actual Portugal, concretamente en Viseu donde se abría encontrado una lápida con las siguientes inscripciones: “Hic requiescit rodericus rex gothurum» (Aquí yace Rodrigo rey de los godos). Es curioso que de camino a Portugal nos encontremos con una ciudad que lleva su nombre: Ciudad Rodrigo. Alejandro Lucas Alonso, el autor de los libros sobre la leyenda de la cueva de la Mora, nos dice que Rodrigo tenía tierras en la actual provincia salmantina. Traicionado, posiblemente herido durante la batalla de Guadalete, pasó por su capital Toledo a recoger su tesoro y vino por estos parajes recónditos a esconderse con la mujer raptada que, como Helena de Troya, era el origen de la contienda. Según un médico jubilado, ese escondite se ubicaría cerca del Castillo Viejo, lugar que se encuentra a escasos kilómetros de la cueva.
Las crónicas árabes recogen efectivamente este episodio: El secuestro de su hija enfureció al señor de Ceuta, quien para vengarse, ayudó a Tariq Ibn Ziyad y su ejército a entrar en España. Florinda (así se llamaba) parece haber sido forzada por Rodrigo. La leyenda dice sin embargo que ella le quería locamente, y que murió de pena esperando, escondida en el Castillo Viejo, el regreso de su amante para luego ser enterrada con el tesoro de Alarico en una galería de la cueva. Mientras, Rodrigo mortalmente herido durante la batalla de Segoyuela de los Cornejos (un pueblo que se encuentra muy cerca de la Sierra de las Quilamas), huía hacia Portugal donde moriría.
Ese famoso tesoro, supuestamente enterrado en algún lugar de la Sierra de las Quilamas, tiene fundamentos históricos.
Era el tesoro real que los reyes visigodos, como símbolo de su poder, heredaban al subir al trono y que se custodiaba en algún lugar de sus palacios de Toledo. Se sabe que los musulmanes encontraron las cámaras vacías al llegar a la ciudad. De allí todo el misterio que le rodea. Los visigodos, liderados por Alarico, saquearon completamente Roma en 410 (eso sí, con órdenes de Alarico de dejarla en pie) y se llevaron un botín de inmenso valor. Se dice que entre los objetos robados podían estar la mesa de Salomón, el candelabro Menorah y otras joyas del Templo de Jerusalén que Tito destruyó en 70 DC.
Tenemos constancia de ese tesoro (no de su contenido) durante el reinado visigodo de Tolosa en Francia, así como durante el reinado de Toledo. Pero misteriosamente, ha desaparecido… En todo caso, lo dice un refrán popular de la Sierra de Francia: «Entre Quil (castillo en árabe) y Quilama (el río que separa la cueva del Castillo Viejo), hay más oro que en toda España». Igualmente abundan en toda la comarca, las leyendas de tesoros escondidos.
Tantas leyendas en un espacio tan reducido parecen reflejar una memoria colectiva de que algo pasó en esta parte de Lusitania.