Los tesoros ocultos de la Catedral de Salamanca

Raúl Benito, historiador del arte, nos explica unos detalles que pasan desapercibidos cuando visitamos la Catedral de Salamanca. Y es que en el corredor de dicha Catedral se encuentran talladas en la piedra diferentes escenas con motivos florales y de animales, pero también de la vida cotidiana.

La llamada Catedral Nueva – porque Catedral sólo hay una por diócesis – se empezó a construir en el año 1513, siendo de las últimas en arte gótico. Aunque no se inauguró hasta 1733.

Según informa la página web de la diócesis de Salamanca, a 20 metros sobre el suelo de la Catedral Nueva se encuentran escenas de la vida cotidiana en la ciudad, del siglo XVI, momento de su construcción. Entre ellas, tamborileros, labradores en el campo, o un grupo de canónigos sentados en torno a una mesa, entre otras. Junto al historiador del Arte y técnico del templo, Raúl Benito, conocemos más a fondo algunas de ellas.

“El corredor de la Catedral Nueva se hizo para que fuera un espacio de mantenimiento para subir a arreglar las vidrieras o comprobar cómo estaban los muros”, apunta.  Un tesoro oculto en el templo, porque como destaca, “debajo del corredor existe toda una serie de escenas, algunas vegetales o animales, y otras que recogen escenas de la vida cotidiana, como corridas de toros, gente trabajando en el campo, juegos de cartas, etc.”.

Esta parte del patrimonio de la Catedral suele pasar desapercibida, “porque están a una altura de más de 20 metros, y hay que levantar bastante la vista”, subraya Benito. Al respecto, recuerda que todos conocen el astronauta de la Puerta de Ramos de la Catedral, de 1992, “pero desde la construcción del templo ya existen unas escenas pintorescas y originales que lo que hacían decorar, y que no eran propias de la decoración de la Catedral”.

Entre los cientos de escenas que adornan todo el corredor de la Catedral, a través de sus diferentes naves, hay escenas donde se representa a un tamborilero con un grupo de gente que está bailando, del siglo XVI, “u otra que aparece una señora con un pandero cuadrado propio del pueblo de Peñaparda, en la provincia de Salamanca”. Tampoco faltan escenas como corridas de toros, “muy propias en la dehesa salmantina”, o en otra donde hay una mesa en la que están representados unos canónigos, “que parece que están en una sobremesa, como si estuvieran jugando a las cartas… son escenas graciosas y curiosas que reflejan elementos de la vida cotidiana”.